El año pasado Volvo era una de las pocas marcas que podía sacar pecho por sus ventas a nivel mundial y europeo. Incluso en el ya por aquel entonces debilitado mercado español les salían los números verdes. Sin embargo, a lo largo de este curso están experimentando todo lo contrario, con un bajón en el volumen de ventas que les ha obligado a reconocer que lo están pasando francamente mal.
Las marcas premium están aguantando el chaparrón, pero Volvo se ha descolgado y ha pasado a engordar la larga lista de marcas que están con el agua al cuello. Sus ventas han caído en el viejo continente un 10,6% en lo que va de año y no parece que las cosas vayan a cambiar durante el último trimestre. Europa vive sumida en una crisis profunda que se manifiesta en numerosas manifestaciones día tras día, así que lo mejor que pueden hacer es seguir expandiéndose por otros mercados como el chino.
Parón obligado
Volvo ha tomado una medida que nos sirve para ser conscientes de la gravedad de la situación. Durante la semana 44 del año detendrá la producción en la fábrica que posee en Torslanda, Suecia. Lo hará de forma temporal, pero mientras tanto de allí no saldrá ningún XC90, S80, V70, XC70 y V60.
En Torslanda se encuentra una de las fábricas más importantes de la compañía en cuanto a volumen de producción. Además, allí están también sus cuarteles generales y un antiguo museo Volvo que pasó a la historia por culpa de un incendio. Está claro que pintan bastos.