El nuevo CEO de Volkswagen, Matthias Müller, ha empezado fuerte. Tiene mucho trabajo y no quiere desperdiciar ni un solo euro a partir de ahora. Las multas que sobrevuelan las oficinas de Wolfsburgo por el escándalo de las emisiones les van a dejar tiesos, así que no les queda otra que ser austeros e invertir dinero en proyectos que sean estrictamente necesarios. Pobre hombre, con lo bien que estaba en Porsche…
Estabilidad con matices
El mandamás alemán no se ha arrugado a la hora de hablar delante de 20.000 trabajadores durante la que ha sido su primera asamblea al frente de la compañía. No ha querido entrar en detalles, pero ha reconocido que «va a ser doloroso».
Por el momento no se van a cortar cabezas, o en todo caso solo lo harán con los responsables del escándalo. El resto de empleados pueden estar tranquilos porque apostará por la estabilidad, así que no habrá una revolución en ese sentido. Considera que el trabajo de Martin Winterkorn era correcto, y a la vista están los resultados que han sido capaces de cosechar en los últimos años.
Los batacazos no se los llevarán los trabajadores de forma directa, pero si hay una reducción de la inversión alguien lo tiene que pagar. Van a gastar menos dinero de lo que suele ser habitual cancelando o aplazando proyectos que no sean estrictamente necesarios, algo que ya veremos a quién salpica. No hay que olvidar que SEAT tiene asignada una inversión de 3.300 millones de euros, mientras que en Volkswagen Landaben (Navarra) esperan los 900 millones de euros prometidos hasta 2019.
Veremos si se mantienen o no esas cantidades. Por el bien de miles de personas espero que sí, porque menos inversión puede ser sinónimo de menos puestos de trabajo.