Los preparadores de Cam Shaft han decidido meterle mano a un Golf R de la sexta generación para convertirlo en una horterada que pocos se atreverían a conducir. El color naranja eléctrico ha inundado la carrocería junto a una especie de camuflaje blanco y gris que hace que todavía sea más llamativo. No lo ha hecho sin embargo a base de pintura, sino que todo es culpa de un adhesivo.
Además de eso, monta unas monstruosas llantas de aleación de 19 pulgadas OZ Ultraleggera, pintadas en negro mate y con toques naranja para no desentonar con el resto (o para hacer que en conjunto desentone todavía más por la calle, como lo queráis ver).
Cambios que mejoran su rendimiento
Los cambios no acaban ahí, ya que bajo el capó se esconde su motor 2.0 turbo de cuatro cilindros que ahora entrega 325 CV, 55 más que el Golf R «normal». También entrega 80 Nm de par motor extras para quedarse en unos nada despreciables 430 Nm.
Para sacarle más jugo al motor han llevado a cabo una reprogramación de la centralita y una mejora de las bujías de encendido. Además, para adaptarse a esos cambios, los frenos han sido puestos al día con nuevos discos y pastillas firmadas por Tarox.