No, tranquilo, en este vídeo no verás sangre y tripas como en algunos anuncios de la DGT. Verás algo mucho peor. Un BMW 2002 tirado en medio de la carretera y panza arriba, como cuando un perro quiere que le rasquen la barriguita.
La culpa la tiene un joven de 17 años que probablemente iba acompañado por su padre cuando conducía este clásico que ambos habían restaurado con mucho mimo y dedicación. El exceso de velocidad, o tal vez una distracción, acabó con el BMW pidiendo ayuda. Y claro, no le eches la culpa a sistemas electrónicos de seguridad activa como el ESP o el DSC porque estamos hablando de un coche que se fabricó hace varias décadas.
Directo al taller
No sé cuál será tu opinión, pero yo diría que no le falta mucho para ser considerado como siniestro total. El coche sufre daños importantes en varias partes, como por ejemplo el techo, el frontal o el maletero. Cuando la grúa le da la vuelta las piezas que pendían de un hilo caen por su propio peso y la puerta derecha se abre sola, como si estuviéramos asistiendo a una comedia. Pero poca broma, que tanto el hijo como el padre tendrán mucho trabajo para que este BMW 2002 vuelva a las carreteras. Lo que no tengo muy claro es quién lo conducirá.