La marca del coche del millón de euros está atascada, probablemente muriendo de éxito, que es algo que suele pasar cuando se sube demasiado lejos del suelo. El jeque con más dinero en toda Arabia ya se ha aburrido de ver mil y una iteraciones del Veyron, que siguen saliendo de fábrica hasta la saciedad: una con más caballos todavía, otra con colores más horrendos que la anterior, otra con el tapizado de pellejo de oruga menorquina…
Qué decir del proyecto Galibier. Que si está confirmado, que si no lo está, que si sale del congelador, que si lo volvemos a aplazar hasta el año que viene. De momento se acallan rumores con la promesa de que el sucesor del Veyron está casi listo, pero en el cuartel general de Molsheim, en Francia, se están preguntando cuál es el paso siguiente, cuando meter más cilindros y más turbos ya no tiene demasiado sentido.
Y siendo sinceros, cuando, por más versiones del Veyron que salen de la chistera, no llegan a la previsión de unidades calculadas para la amortización del desarrollo del coche ni, a mayor abundamiento, hacer unos millones de beneficios. Eso es morir de éxito, como se mencionaba al principio. O cavar tu propia tumba. Dilo como quieras.
¿Y si hacemos un eléctrico?
Bugatti busca una salida ahora que ya no hay techos ni barreras que superar y que estamos apunto de entrar en un año con previsiones negras como el tizne. Sondeando al público y a los ilustres expertos, enseñan el hypercar eléctrico Type Zero. El primer concept que vemos de la supermarca de Volkswagen que no tiene como objetivo drenar todos las reservas petrolíferas.
El estudio pertenece al diseñador francés Marc Devauze, las formas rememoran al Bugatti Type 35, un coche de competición que se ganó su prestigio en los años veinte del siglo pasado. Pensado como un coche de carreras en circuito; monoplaza con posición central del piloto. Cuatro motores eléctricos, uno en cada rueda, y un sistema de impulsión KERS para las aceleraciones desde parado. En principio, las baterías son de ion-litio y van alojadas a ambos lados del conductor.
De prestaciones Bugatti no ha dicho nada, ya que esto es sólo un globo sonda, para ver cómo responde la gente. Lo único que hay es lo que veis, dibujos y modelados por ordenador. Pero deja muy claro que se están devanando los sesos por decidir qué dirección tomar, y el vehículo eléctrico podría ser la piedra filosofal para la marca más desaforada, grandilocuente, ostentosa y desorientada del mundo.