El titán japonés anuncia que el híbrido entre los híbridos pospone el lanzamiento de su cuarta generación y justifica esta decisión basándose en que todavía hay cosas que pulir. Toyota califica al Prius como su coche más icónico y con el que no dejarán ningún cabo suelto o elemento al azar hasta no haber disipado cualquier posible temor dentro de la casa.
Tenía que llegar a primeros del 2015 y, por ahora, la fecha pasa a un año más tarde. Entre tanto, siguen esparciendo bocetos de carrocerías para recoger impresiones y reacciones del público. Aunque la función de la carrocería es reducir combustible, y esta función manda sobre la forma del diseño, la silueta del Toyota Prius nuevo es otro de los frentes que sigue abierto y en el que la directiva aún no sabe a qué carta aferrarse.
Antes se daba por entendido que la forma de gota de agua o la fealdad era indisociable de un híbrido. Toyota mismo explicaba que el sex-appeal de un híbrido era lo de menos. Con los Aygo y los Auris en la calle, el argumento que ellos mismos esgrimieron lo han desmontado.
El cambio de plataforma
En el proceso de ajustarse el cinturón y recortar gastos, estamos viendo dos tendencias en los fabricantes más grandes: por un lado están los que reducen el número de modelos que tienen en cartel, y por otro lado están los que desarrollan una arquitectura que se pueda adaptar a cualquier coche nuevo. Toyota ha pasado de la primera a la segunda opción, es decir, se ha apuntado a lo de las plataformas modulares.
Traducir esto en la oferta de Toyota y sus otras marcas significa que, desde el utilitario hasta el gran monovolumen de siete plazas, todos terminarán por compartir la anatomía. En el caso de la arquitectura global de Toyota, la estructura ya está desarrollada; se llama TNGA, y la tiene que estrenar el Prius.
Si el Prius es la bandera de los japoneses, es lógico que se estén dando más tiempo para refinar, retocar, redibujar y hacer pruebas y más pruebas antes de dar por concluidos unos cimientos que se van a emplear muy probablemente hasta pasado el año 2025. Los ingenieros sostienen que hay una reputación en juego y que el fabricante les ha de permitir ganar más tiempo.
La competencia
Ése es otro temor de los ingenieros. En cada iteración del Prius, el sistema híbrido ha sido depurado para pesar menos, consumir menos e incrementar la capacidad de las baterías. Cuando Toyota y Honda eran los únicos distribuidores de vehículos híbridos no había que estrujarse demasiado el cerebro para superarse.
La llegada de los eléctricos puros, la proximidad de la pila de hidrógeno y los coches eléctricos de autonomía extendida como los trillizos Chevrolet Volt/Opel Ampera/Cadillar ELR obligan a calcular muy bien las decisiones. Un gran avance científico puede disparar el precio y relegar al Prius a unas ventas minoritarias.
Ahora que Toyota ya ha superado esa fase primaria, ha invertido tanto tiempo en ello y saborea los beneficios en millones de euros, no está dispuesta a que los vehículos de combustible mixto con GNC o GLP –algo más baratos– les congelen los ingresos. Y eso sin contar con que alemanes, franceses, coreanos, norteamericanos y otros japoneses también están poniendo en los concesionarios sus propuestas híbridas.
Para el Prius IV el objetivo está marcado en bajar de los 3,9 litros a los 100 kilómetros de consumo combinado y los 89 g/km de CO2 que homologa el modelo vigente. Un año extra les ofrece otra oportunidad de revisar las nuevas baterías, más ligeras y de más capacidad, y el motor 1.8 litros de gasolina de ciclo Atkinson que ahora mismo están utilizando.