En Toyota me da la impresión de que se equivocaron con el iQ, un urbano premium que a más de uno asustó por su precio. Teniendo en cuenta que tiene unas dimensiones muy reducidas para lo que cuesta, muchos han sido los que han preferido decantarse por otros modelos coquetos de inferior o similar precio. Me vengo a referir al Fiat 500 o al Mini.
Sea como sea, la firma japonesa tenía muy claro cuál era su público objetivo. Después, tal vez a modo de imitación, llegó el Aston Martin Cygnet, un modelo muy similar tanto por las dimensiones como por el diseño. Ahora, como nueva contestación, Toyota vuelve a la carga con el iQ Disco, un modelo que nos hace revivir nuestras mejores noches en la discoteca.
Lo peor (o lo mejor) de todo es que no se comercializará, tan solo será un modelo de exhibición que podremos ver en algún que otro salón del automóvil. Está concebido para deslumbrar, pues su aspecto brillante lo deja claro. El acabado está inspirado en las famosas bolas que solían colgar de los techos de las discotecas de hace tres décadas.
Las llantas de aleación son de 18 pulgadas y multirradio. Las puertas son de apertura en tijera y no falta un equipo de música potente. Cuenta con mezcladores de doble canal, dos reproductores profesionales Numark NDX800 y un potente subwoofer bass reflex. Esto significa que es capaz de entregar hasta 1.000 W y 130 dB de sonido. Seguro que David Guetta disfrutaría de lo lindo con él.
Por último, hay que decir que no se han esforzado en el motor, ya que estamos hablando del ya conocido 1.3 VVT-i de 101 CV de potencia. Está claro que la gracia está en el diseño.
