Suzuki se ha presentado en el Salón de Ginebra con una nueva generación del Swift. Una nueva generación de verdad, ya que los cambios no solo se limitan a pinceladas estéticas, sino que hay modificaciones que afectan al tamaño de la carrocería, al peso total, al equipamiento y a las motorizaciones. Solo se venderá con carrocería de cinco puertas, así que desaparece la de tres puertas.
Dimensiones
Sus dimensiones le sitúan entre los Suzuki Ignis y Baleno, con los que comparte plataforma. Mide 3,84 metros de longitud, 1,74 metros de anchura y 1,48 metros de altura. Dicho de otra forma, es un centímetro más corto, 4 centímetros más ancho y tres centímetros más bajo que su predecesor. Con semejantes cotas podríamos decir que compite con modelos como el Skoda Fabia, el Nissan Micra o el Mitsubishi Space Star.
Sorprendentemente ligero
Con la transmisión manual y el motor de 90 CV registra un peso ridículo. Solo 915 kilos incluyendo los líquidos y el conductor, así que a nadie debería pillarle por sorpresa que el consumo medio homologado llegue a ser de 4 l/100 km en el mejor de los casos.
Más espacioso
Que sea pequeño y ligero no quiere decir que su maletero sea diminuto. Todo lo contrario. Suzuki sabía que era uno de los puntos débiles de la anterior generación y ha logrado ampliar su capacidad en hasta 54 litros, por lo que ahora ofrece 265 litros que no están nada mal. La mejora se explica por la reducción del depósito del combustible (ha pasado de 42 a 37 litros) y por el crecimiento de la distancia entre ejes (ha pasado de 2,43 a 2,45 metros).
Ni rastro del diésel
Por ahora solo habrá dos motores gasolina disponibles, uno de 1.0 litros y tres cilindros (está en el catálogo del S-Cross y el Baleno) y otro de 1.2 litros y cuatro cilindros. El primero, que se beneficia de las bondades del turbocompresor, ofrece 111 CV de potencia, mientras que el segundo se tiene que conformar con 90 CV.
La caja de cambios puede ser manual de cinco velocidades o automática de seis marchas de convertidor de par en el caso del 1.0 litros, mientras que el 1.2 litros puede asociarse a una transmisión manual de cinco velocidades o automática de variador continuo. con este último propulsor, por increíble que parezca, se puede pedir la tracción a las cuatro ruedas.
Tecnología al servicio de la seguridad
Para ser un coche del segmento B no escatima en equipamiento de seguridad. No echamos en falta la alerta por cambio de carril involuntario, el programador de velocidad activo, un sistema de frenado de emergencia (activo entre los 15 y los 140 km/h) o la conexión automática de la luz de carretera.
Con los niveles de equipamiento más completos también se podrá disfrutar de elementos tan destacados como un navegador, una cámara trasera para facilitar el aparcamiento, una pantalla táctil que puede controlarse a través del smartphone, llantas de aleación de 16 pulgadas y sistema de acceso y arranque sin llaves.
Del interior podemos decir que han empleado materiales de más calidad, lo cual se agradece teniendo en cuenta que la actual generación abusa del plástico.