La noticia es difícil de digerir. Casi tanto como lo de que Donald Trump vaya a ser el nuevo presidente de Estados Unidos a partir del 20 de enero. Por esos lares no está nada claro que Volkswagen siga siendo uno de los fabricantes que los consumidores pueden elegir a la hora de comprarse un coche, ya que les han prohibido vender motores diésel y su imagen ha quedado herida de muerte.
La solución parece estar en casa
Tras decenas de reuniones para tratar de capear el temporal y tomar decisiones acertadas, da la sensación de que la cúpula del grupo VAG ha llegado a una conclusión: una retirada a tiempo puede ser una victoria. Sobre todo si en la recámara tienes a Skoda, que triunfando tanto en Europa como en China te da la confianza suficiente como para encargarle una misión de gran envergadura.
Dicha misión no es otra que la de ocupar el puesto de Volkswagen en un mercado que ya está saturado de marcas. Aprovecharían las plataformas de los de Wolfsburgo para dar el salto al mercado norteamericano, cumpliendo de esta forma las regulaciones federales que tienen que ver con las pruebas de seguridad y otro tipo de reglas que poco se parecen a las que se imponen en Europa.
Nada decidido por ahora
Como es lógico, ningún pez gordo de Volkswagen ha querido hablar sobre este tema. No van a filtrar información hasta que hayan tomado una decisión en firme. Decir adiós a Estados Unidos es un golpe muy duro y deben analizar de forma meticulosa los pros y los contras.
Lanzar una marca nueva está prácticamente descartado por los costes que ello implicaría, así que la opción de presentar a los checos es la que tiene más sentido. Ellos sí están libres de todo pecado y han logrado construir una reputación que avala a la hora de exportar su «Simply Clever«. Lo que no tengo nada claro es que vayan a vender coches diésel en territorio yanqui.
¿Dejará de ser este Superb el único Skoda de Estados Unidos? Está bastante entretenido el vídeo.