En la directiva de Rolls-Royce no tienen nada claro si les conviene apostar por el segmento de los SUV premium. Otras marcas de renombre como Lamborghini, Jaguar o Maserati están dispuestas a dar un paso al frente para no dejar escapar las oportunidades que ofrece, pero los británicos creen que no les conviene seguir ese camino tan tentador. No se identifican con ese tipo de carrocería, aunque el ingeniero Nils Griffel ha reconocido que han dibujado varios bocetos sin obtener resultados convincentes.
Se beneficiarán del buen trabajo de BMW
Dejando a un lado ese tema, lo que sí parece confirmarse es la llegada de varias ediciones limitadas que tendrán una característica en común: la carrocería será de fibra de carbono. Rolls-Royce quiere aprovechar el buen trabajo de BMW a la hora de reducir costes en la fabricación de ese material. La empresa alemana ha sido capaz de mejorar en ese aspecto para ensamblar las piezas de las primeras unidades del BMW i3, el primer modelo de la submarca BMW i que se fabrica en Liepzig.
Aunque es verdad que es un material con un coste elevado, en Rolls-Royce han hecho números y se han dado cuenta de que les saldrá más barato que el acero o el aluminio. Además, merece la pena diseñar modelos muy exclusivos, ya que en estos momentos el 90% de sus vehículos disponen de alguna característica hecha a medida. Solo así es posible convencer a los clientes más adinerados, esos que buscan diferenciarse del vecino de la urbanización.