Que Rolls-Royce valore la elegancia y la calidad por encima de todo no quiere decir que descuide la deportividad. De lo contrario no se presentaría al Festival de la Velocidad de Goodwood con dos ediciones especiales que pasan a engordar su lujoso catálogo.
Tanto el Ghost como el Wraith se han teñido de negro en la Black Badge Edition, que como se puede apreciar en la imagen que ilustra este artículo solo deja espacio para algún que otro detalle cromado.
No podían faltar a la cita teniendo en cuenta que los cuarteles generales de Rolls-Royce están precisamente en Goodwood. No le van a faltar seguidores, aunque la mayoría de los mortales tenemos que conformarnos con observar sus modelos y con algo de suerte tocarlos.
Wraith Black Badge
Conducirlo es casi imposible. En Goodwood ese placer recaerá en las manos de Justin Law, que será el encargado de pilotar el Wraith Black Badge durante la Supercar Run. Pondrá a prueba su motor V12 de 6.6 litros que entrega 632 CV y 869 Nm de par, 70 Nm más que el Wraith convencional. También hay que decir que la suspensión neumática es de nueva factura y la caja de cambios ofrece una respuesta más deportiva.
El habitáculo, por su parte, está tapizado en cuero de color negro y rojo Mugello para que no sea todo tan siniestro. Las molduras son de aluminio aeroespacial y no le falta fibra de carbono, además del emblema Black Badge «Unlimited» para que quede claro que no es un Wraith del montón.
Ghost Black Badge
La otra opción, el Ghost Black Badge, monta un motor más potente y con más par que el de serie, puesto que se estira desde los 570 CV hasta los 610 CV, mientras que la ganancia de par es de 60 Nm para pasar a los 840 Nm. La caja de cambios automática es de ocho velocidades y también ha sido optimizada para que su funcionamiento sea más deportivo.
En el interior el cuero negro contrasta con el azul Cobalto, mientras que lo de las molduras y la fibra de carbono es igualito que en el Wraith.
Para terminar, decir que ambos modelos montan unas preciosas llantas de 21 pulgadas.