Revisiones imprescindibles antes de viajar en coche en Semana Santa

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¿Eres de los que van a coger el coche para irse unos días de vacaciones en Semana Santa? En caso afirmativo deberías tener en cuenta una serie de revisiones con las que reforzar tu seguridad y la de quienes van a viajar contigo, puesto que para recorrer muchos kilómetros es recomendable que compruebes el estado de ciertos puntos del coche que podrían darte problemas.

No tendrás que ir a un taller ni tendrás que sacar un manual de mecánica para analizar todos y cada uno de esos puntos. Además, tampoco te llevará mucho tiempo, así que merece la pena que prestes atención a lo que te cuento a continuación. Evitarás averías y accidentes.

Neumáticos

Como siempre decimos en Motor a Fondo, los neumáticos son lo más importante de un coche por el simple hecho de estar en contacto con el asfalto. Por eso debes revisar si se encuentran en buen estado, fijándote en si hay algún corte o deformación que puedan ser motivo de pinchazo o reventón.

También es fundamental que revises la profundidad del dibujo, que no debe ser inferior a 1,6 milímetros. Si lo es, correrás el riesgo de sufrir un aquaplaning y lo pasarás mal cuando el asfalto esté mojado.

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Otro tema que no deberías pasar por alto es el de la presión de los neumáticos. Sabrás qué presión necesitan los neumáticos de atrás y los de delante fijándote en el manual del coche, aunque en algunas gasolineras hay una tabla en la que también se indican en función del modelo. Comprueba la presión con las ruedas frías y no te olvides de la rueda de repuesto.

Por último, si notas algún tipo de vibración es posible que los neumáticos estén mal calibrados, lo que te obligará a pasar por un taller antes de emprender el viaje.

Frenos

No hace falta dar explicaciones sobre lo decisivos que son los frenos a la hora de evitar un accidente. Comprueba que el nivel del líquido de frenos está entre las marcas de mínimo y máximo, y fíjate también en su color, que debería ser amarillo. Cámbialo cada 50.000 kilómetros o tres años para que no pierda resistencia al calentamiento.

Presta atención al coche si escuchas un chirrido, ya que podría deberse a un desgaste de las pastillas de freno. Sustitúyelas a tiempo si es necesario, ya que de lo contrario podrías dañar los discos de freno.

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Una vibración es una mala señal. Es un síntoma de que los discos de freno se han deformado por culpa de un sobrecalentamiento. Si en el taller comprueban que es eso lo que ha sucedido, tendrás que cambiar los discos de freno del eje dañado y las pastillas de freno.

En este punto también hay que comprobar si al frenar el coche se desvía. Si es así, es muy probable que las ruedas de un lado estén frenando más que las del otro lado. Tendrás que llevar el coche a un taller lo antes posible para evitar disgustos a la hora de realizar una frenada de emergencia.

Niveles

Los niveles que hay que revisar siempre antes de irse de viaje son tres: aceite, anticongelante y líquido limpiaparabrisas. Hay que echarles un vistazo con el motor frío y en una superficie llana para comprobar que están entre el mínimo y el máximo.

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Escobillas

Si vas conduciendo y empieza a llover, lo cual es bastante frecuente en Semana Santa, tendrás que contar con unas escobillas en condiciones para no tener problemas. Si escuchas ruidos anormales o notas que dan pequeños saltos en el parabrisas al ejercer demasiada presión, eso quiere decir que no están en buen estado. Lo mismo se puede decir cuando dejan suciedad, estrías o marcas de humedad en el parabrisas. Las heladas y el calor hacen que la goma pierda propiedades, así que no te quedará otra que cambiarlas por unas nuevas.

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Luces

La DGT advierte: el 42% de los accidentes con víctimas mortales suceden en condiciones de baja visibilidad. Eso habla de la importancia de contar con un sistema de iluminación en buenas condiciones.

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Tendrás que comprobar que todas las bombillas funcionan, además de regular la altura de los faros y eliminar la suciedad por dentro si es necesario. Y no solo eso, sino que tendrás que emplearte a fondo con un faro que esté opaco o amarillo, síntoma inequívoco de que se ha ido quemando con el paso de los años por culpa de la irradiación solar. En ese caso tendrás que pulir los faros, algo que podrás hacer tú mismo comprando un kit de pulido de faros que te puede costar entre 10 y 20 euros.

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