Más allá de los incidentes técnicos que Mercedes tuvo en las prácticas libres, el miedo en todos los Pit Lane era la autodestrucción de los neumáticos blandos (amarillos) y las bajas velocidades de los medios (blancos) si el sol no salía. Agua y graining eran los dos fantasmas. Las bolas de goma sí saltaban disparadas de los neumáticos a partir de la tercera vuelta, pero no cayó ni una nube.
Shanghái es una pista complicada siempre, más que nada por el frío y la lluvia como invitados indeseados. Son 305 kilómetros de carrera y la recta más larga de todo el campeonato: 1.170 metros con una curva brusca al final, que es como un escalpelo que desolla el neumático delantero izquierdo cada vez que los coches pasan bloqueando la rueda en la frenada.
Hamilton estuvo fuera de órbita por tercera vez consecutiva y se recupera del cero que sacó en Australia. A Rosberg le tocó el gafe porque la telemetría no le funcionó en toda la carrera, se embarulló en una salida complicada y tuvo que emplearse al máximo para conseguirlo, pero acabó también fuera de órbita como Lewis.
Mercedes tiene alrededor de 70 CV más de potencia que los propulsores Renault. No hace falta decir mucho más, pero tampoco le restemos mérito a la moral, las manos y la sangre fría de Nico Rosberg.
Él mantiene el liderato, aunque el británico le está apretando los tornillos. El morbo de prensa rosa se tensa; creo que los espectadores quieren ver si los dos amigos de la infancia acaban tirándose de los pelos.
Balance de fuerzas después del primer tramo de la temporada
No es la primera vez que escucho que hasta que la Fórmula 1 llega a Barcelona, no ha empezado el campeonato, porque todo lo que ha pasado puede darse la vuelta como un calcetín, ya que en la última carrera del primer tour asiático llegan los primeros paquetes de evoluciones a los monoplazas, y en el primer GP europeo se acaban de instalar. Estamos justo en medio de este remolino de actividad en las escuderías.
Por otro lado, también avisé en el resumen del GP de Bahrein que cuando Montezzemolo convocaba una reunión en el Hospitality de Ferrari a media carrera, probablemente rodarían cabezas como en ‘Spleepy Hollow’. Una semana después Domenicalli dimite o le invitan amablemente a dimitir y llega Mattiacci.
Alonso se estrenó en el podio, pero que no se diga que es por el cambio de Director Deportivo, ya que las evoluciones del F14-T de China y las que veremos en Barcelona son las que se han desarrollado bajo la tutela de Domenicali. Lo que sea capaz de hacer el señor Mattiacci como Team Principal aún está por ver; de momento va aprendiendo a ponerse correctamente los auriculares en el Pit Lane después de haberse pasado los últimos años vendiendo coches Ferrari en Estados Unidos.
Los tests que se hicieron durante tres días después de la carrera en Bahrein, en resumen, han sentado bien a los equipos, que siguen defendiendo cada uno su estatus, pero se han vuelto más homogéneos los rendimientos entre ellos.
Si los tres Grandes Premios precedentes dejaron peleas entre hermanos e incapacidades de los jefes de equipo por armonizar a su pilotos, en China los espacios técnicos y prestacionales que separan a las escuderías se estrecharon aún más, y los pilotos hicieron aún menos caso a lo que les llegaba por radio.
Escenario idílico para choques en pista, maniobras impulsivas y observar de qué forma tan distinta gestiona cada ego la presión interna. Son los pluses de tensión que se añadieron en el cuarto GP, porque Mercedes se desequilibraba con incertidumbres de fiabilidad en las prácticas libres, pero el domingo nada de eso asomó la cabeza y siguieron con su tarea de demolición.
Muchos nervios
Todos los peces gordos parecieron estar atrapados dentro de la misma décima de segundo, con coches muy, pero que muy parejos. Se está reiterando en todas las carreras: cuando se enzarzan pulsos por una posición, los monoplazas están como enganchados con velcro. Deportivamente, la plantilla entera de cada equipo está gestando una úlcera de tantos nervios, pero es la sangre con la que salivamos los espectadores, que empezamos a parecer vampiros de tanto madrugar para verlo en directo.
En China fue la tónica general salvo en McLaren: Button y Magnussen deambularon erráticamente de viernes a domingo y los dos acabaron fuera de la zona de puntos. Doy por sentado que en Barcelona corregirán lo que fuera que hicieran mal con las evoluciones de sus coches.
Los nervios empezaron ya en la salida, que fue un revoltijo de fibra de carbono que se decantó por los coches que estaban situados en el lado izquierdo. Rosberg, por ejemplo, estaba en el diestro, y su Mercedes patinó. Cuando quiso reaccionar, impactó con el Williams de Bottas y se quedó atrapado en un sandwitch de Force India, con Hulkenberg delante y Pérez detrás. Eso es igual que caer en una piscina de pirañas, y tuvo que bregar para deshacerse de ellos.
Fernando Alonso también sacó petróleo de su salida por el lado limpio de la pista. Lo había dicho el sábado: «o salgo bien, o no habrá opción a podio.»
Otro Williams, el de Massa, exhibió la forma física estupenda de la firma de Grove en la campaña 2014. Más ración de morbo: Alonso y él salían en la misma línea, quinto y sexto, respectivamente. Al final de la primera curva, los dos habían traccionado a la perfección, se plantaron paralelamente en tercer puesto y –durante breves instantes– en segunda posición. Hasta que se tocaron lateralmente, pero Massa se quedó enganchado al difusor trasero del asturiano sin aflojar.
Red Bull hubiera pasado muchos aprietos de no ser porque los mecánicos de Williams cometieron la pifia más gorda en lo que llevamos de año. Se equivocaron de ruedas en la parada de Felipe Massa y luego la tuerca de la trasera izquierda no quería entrar. Felipe pudo comerse una bolsa de patatas fritas y llamar por teléfono a su mujer antes de que le diesen luz verde para volver a pista.
Para entonces, uno de los GP con garantes de haber estado entre los mejores de su vida quedó truncado. Tuvo que doler mucho lo de verse doblado al final de la carrera por los que iban en cabeza y cruzar la bandera de cuadros en la décimo quinta posición. Su compañero, Valteri Bottas, se fue de China el séptimo, y el brasileño lo tenía todo de cara para estar por encima de él.
Mazazo doloroso también para Lotus. Maldonado venía penalizado por la embestida a Gutiérrez en Bahrein, pero el equipo había trabajado mucho para salir del pozo negro en el que llevan metidos desde Australia y saltar delante de Sauber y Toro Rosso. Y los frutos estaban ahí: Grosjean rodó en zona de puntos siempre, hasta que la cuarta marcha de su caja de cambios dejó de funcionar inopinadamente. Retirado por avería… Me dio rabia por él, y también por el Sauber de Sutil, otro a cuyo motor le entró pereza y no quiso seguir corriendo.
Última mención sobre la carrera para los Force India y Toro Rosso: Los primeros están en una racha intensa. El Checo Pérez estuvo más apagado, puesto que en Bahrein hizo podio y en China se conformó con el noveno puesto, pero Hulkenberg marcó una sexta posición frente a la quinta del GP anterior, así que sumando los resultados de los dos pilotos, Force India está a la caza de una victoria y ya no sólo de un podio. Esta consistencia me está gustando, igual que la de Toro Rosso. Su piloto novato, el ruso Daniil Kvyat, se llevó su segundo punto del mundial. Conduce muy centrado, no se le escapa un detalle que aprender en cada fin de semana, y más tarde o más temprano le dará quebraderos de cabeza serios a Vergne dentro de la reserva de talentos de Red Bull en Faenza.
Ferrari versus Red Bull
Los Red Bull están incrementando prestaciones de carrera en carrera, es un proceso gradual que estamos apreciando. Sin embargo, en Ferrari el paso adelante se dio en China de golpe. Y confían en que haya otro avance en Barcelona. Bajo el solazo inclemente de los Emiratos Árabes, Marc Gené y Pedro Martínez de la Rosa habían dicho que Shanghái y Montmeló eran dos circuitos afines al potencial del F14-T
Las primeras modificaciones se vieron en el sistema eléctrico y en el motor: más potencia, y mejor distribuida y emparejada con la hibridación. Menos consumo, que permitió sacar rendimiento máximo del impulsor de gasolina en el tramo final de la carrera. La degradación de las ruedas se ha controlado un poco más y ahí también se han acercado al rendimiento de Red Bull.
Pero, por más que es justo felicitar a Ferrari, queda por demostrar la solidez, porque lo que mide el crecimiento de un coche son los resultados de los dos compañeros de equipo, y Räikkönen, por ahora, no parece adaptarse tan bien como Fernando al monoplaza y se marchó de China con un octavo puesto. Lapidarlo es estúpido, pero es que Alonso le está sacando una brecha de puntos insalvable, y me gustaría ver más rivalidad entre ambos, por el bien de Maranello en el campeonato de constructores y por el bien de los simpatizantes de uno y otro piloto.
Otra cosa que me agradó de la evolución del Ferrari fue la velocidad punta, que se hizo más y más patente a medida que la pista se llenaba de goma, el sol la calentaba y los coches pesaban menos por la menor cantidad de gasolina que iba quedando en los depósitos.
En la recta eterna de Shanghái, Vettel no podía atrapar a Alonso, que además hizo diana en las dos paradas en boxes saliendo siempre por delante del alemán. Los neumáticos del ovetense todavía degradaban más que los de Red Bull –aún no han llegado al nivel del ritmo de carrera que tiene el coche de Adrian Newey– pero los supo gestionar.
No obstante, Ferrari lleva dieciocho grandes premios sin ganar. La peor época de su historia en la máxima categoría. Y Alonso subió al podio por vez primera desde Interlagos el año pasado, cuando también marcó un tercer puesto.
Además de la tenacidad de Alonso para hacerse con este podio, hay que darle las gracias a Vettel. Ricciardo hubiera podido poner al de Ferrari en compromiso de no ser porque Finger Boy no cedió el paso al australiano. Cuando le dijeron por radio que Ricciardo rodaba más rápido y que se apartara, Vettel contestó, literalmente, «mala suerte». No se quitó de en medio y Ricciardo perdió una eternidad hasta rebasarlo.
He escuchado de un periodista con mucha más experiencia que yo, que no le extrañaría que Red Bull emitiera un comunicado apelando a problemas técnicos en el coche de Vettel para apaciguar las aguas dentro del equipo. No lo sé… Me parecería de cobardes si eso pasara. Pienso que los buenos pilotos han de acostumbrarse a llevarse trompazos y aprender a ponerse de pie por sí mismos. Es lo que hacemos todos en nuestras insignificantes vidas y ante nuestros insignificantes problemas.
Ahora, tres semanas en dique seco. Nos vemos en Barcelona.