El Fluence cruza un desierto árido, en medio de la nada, porque no tiene argumentos que le hagan atractivo a los/las que ponen sus ojitos en los sedanes compactos. Y os lo dice un fan de los tres volúmenes. Vino a España desde Corea, donde la filial de Renault, Samsung, lo había diseñado y puesto a la venta con el nombre de SM3. Cuando comience el 2013, Renault hará su última intentona para que alguien se interese por él en nuestro mercado, porque ni con la actual promoción de 2.800 euros la gente pica. El restyling es notable, pero me reservo mis dudas.
Ya sabéis que no me gusta hablar demasiado sobre el diseño cuando vosotros mismos podéis ver las fotos. Los cambios, evidentemente, están en el frontal, porque el actual es más soso que chupar un palo. Le han dado un aire al morro del nuevo Clio. Poco más. La trasera sigue manteniendo un cierto espíritu británico que a mí, personalmente, es lo que me resulta más interesante en la silueta del Fluence, y que me remite a aquel precioso Laguna Coupé.
No obstante, este coche no puede ponerse a la altura de un Focus o un Astra porque su mecánica es un lastre. No hay ni una sola motorización que pueda seducir. Ni a los ahorradores y conscientes del medioambiente, ni a los adictos a la adrenalina. La tecnología que lo mueve es más del siglo XX que del XXI. Tienes cuatro opciones, a cada cual más anodina, sucia y gastona.
Los dos únicos Fluence apetecibles son o marginales o, sencillamente, no los puedes comprar en España. El marginal es el Fluence ZE eléctrico, claro está. Y el que no puedes comprar aquí sólo se vende en Argentina, que es el Fluence Sport 2.0 Turbo. Dos opciones demasiado polarizadas para un mercado que busca nuevos estándares.
A ver qué pasa a principios del 2013
Renault intenta solventar su nula capacidad mecánica retocando el motor de gasolina de 110 CV y dándole 5 CV más de potencia, además de la posibilidad de asociarlo a un cambio automático desarrollado por Nissan.
En el diesel rompen la barrera de los 110 CV con un 1.6 dCi de 130 CV que presuntamente lo asentará un poquito mejor en un país tan narcotizado por el gasoleo.
Lo han presentado en el Salón de Estambul, puesto que el modelo se fabrica en Turquía. Allí la puesta a la venta va a ser inmediata y aquí esperaremos un par de meses para que en Renault se decidan a ponerle precios, hacerle anuncios para televisión y esas cosas de las estrategias comerciales.