Para el próximo otoño podremos toparnos con un nuevo Range Rover, un todoterreno que Land Rover ha decidido actualizar para adaptarlo a los tiempos que corren. Fundamentalmente es el modelo TDV8 el que sufre más cambios. El objetivo no ha sido otro que el de reducir emisiones y consumos, y para ello se ha tirado de una cilindrada mayor para pasar de 3.6 litros a 4.4. Con ello se ha conseguido que sea más potente y que contamine menos.
El motor entrega 313 CV de potencia y 700 Nm entre 1.500 y 3.000 rpm. Está asociado a una caja de cambios automática ZF de 8 velocidades que optimiza el giro a bajo régimen para ahorrar combustible. Su consumo es ahora de «tan solo» 9,4 l/100 km.
Anteriormente la caja de cambios era de 6 velocidades. Ahora es 0,8 segundos más rápido acelerando de 0 a 100 km/h y alcanza de velocidad máxima los 210 km/h, 10 km/h más que antes de la actualización. Por lo que respecta a los motores 5.0 gasolina, podemos decir que no cambia absolutamente nada, se sigue manteniendo la caja de cambios ZF de 6 relaciones.
La diferencia de prestaciones entre el gasolina y el diésel son considerables. Asimismo, el TDV8 puede ser llenado con 97 litros en el depósito, lo que le sirve para recorrer sin repostar unos 1.030 km. La autonomía para el gasolina es de 700 km pese a que le caben 101 litros de combustible.
El selector de cambio ahora es circular, mientras que se ha cambiado el mando del Terrain Response. Ahora tiene dos nuevas funciones. Por un lado el Gradient Acceleration Control para ayudar en el descenso a velocidad lenta. Por otro lado el Hill Start Assist que funciona como asistente de arrancada en pendiente. Por último, decir que está disponible un paquete estético opcional llamado Exterior Design. En lo que a pinturas se refiere, se añaden dos nuevos colores: Fuji White (que reemplaza al Alaska White) y el Baltic Blue (que reemplaza al Buckingham Blue). Los precios son una incógnita.