Sorprendido me ha dejado lo que la consultora de diseño británica Design Q ha sido capaz de hacer con el Range Rover, un todoterreno muy campero y elegante que ahora mismo cumple con las exigencias de los más selectos clientes. Eso sí, no se andan con rodeos y reconocen que está orientado a la clientela que tienen en Oriente Medio, donde no van precisamente mal de dinero por eso del petróleo.
El maletero ha desaparecido por completo para que los pasajeros se sientan como en casa. Además, también hay alguna que otra modificación en la carrocería. Para empezar, las puertas traseras se abren verticalmente, como si de un jet privado se tratase. Se abren y se cierran automáticamente y cuentan con un pequeño escalón para que subirse sea cosa de niños. El techo también es más alto, por lo que la ganancia de espacio se hace notar en el interior.
Los asientos son de cuero y reclinables, con soporte para las piernas y ajuste eléctrico, nada de darle a una manivela. Por último, decir que cuenta con un centro informático para conectar el portátil, el iPhone y hasta una pequeña nevera para que el champán no se caliente.