Los brotes del 205 GTi reverdecen de una vez por todas. Listo para comercializarse en primavera, en Ginebra posará en una edición limitada de 25 unidades, con algunas trivialidades en acabados y accesorios para celebrar su nacimiento. Os remito, lo primero de todo, al artículo de David donde se cuentan los planes de situar a Peugeot como la niña bonita y dejar a Citroën como producto de consumo masivo dentro del grupo PSA. Este cambio de rumbo empieza justo aquí, en este instante, con el 208 GTI. PSA está tocada de muerte, si esto no les funciona, veremos en qué acaba el embrollo.
En Francia arrancará a partir de los 25.900 €, cantidad que sigue a rajatabla los mencionados planes de hacer de los Peugeot coches caros (yo me niego a usar el término “premium”, lo detesto). Un adalid de la marca del león que pretende llevar la guerra a dentro y fuera de casa. Dentro de casa porque torpedea directamente a la línea de flotación de otro francés de sangre azul, el Clio RS. Y allende de las fronteras porque apunta hacia el más caro y más mediático de todos, el Polo GTI.
Un ganador
Mucho ha cambiado internamente el 208 GTi desde el primer concept que asomó por febrero del año pasado. Pero visualmente ha mantenido el camino recto, quedando muy fiel a lo que se prometió. Mecánicamente poco se le va a poder criticar: pasos de rueda ensanchados 10 mm delante y 20 detrás, discos ventilados de 302 mm delante y de 249 detrás. El THP de gasolina contiene las especificaciones de un RCZ: 200 CV. Subchasis endurecidos, lo mismo para las suspensiones, y nuevas barras estabilizadoras. Para terminar de engancharlo al asfalto, neumáticos 205/45 con llantas de 17 pulgadas.
Por dentro lo domina todo el color rojo, desde los LED que iluminan el cuadro de instrumentación hasta los acabados del volante, los asientos, los tiradores de las puertas y los remates de la consola central. Sobre el papel es un ganador, pero si tengo que buscarle tres pies al gato, diré que a primera vista su talón de Aquiles es que no dispone de un cambio automático, y ahí el Polo, o el Ibiza Cupra, o el más discreto Fabia RS, le llevan la delantera. Luego habrá que esperar a poder meterle mano y hacer comparaciones que se sustenten sobre la realidad, porque sólo así sabremos quién es el mejor. Y en esta puja no podemos olvidarnos de otro que ya asoma por la puerta, el Fiesta ST.