Siguiendo la filosofía que acunó al Opel Adam Rocks, la firma alemana ha decidido llevar al extremo la locura por todo lo que se denomina SUV o todocamino. Han preparado una versión campera de su modelo más pequeño y se han quedado tan anchos. Tal vez algún estudio de mercado les ha revelado las posibilidades de triunfar en un nicho de mercado que a mí personalmente me parece absurdo.
Un pequeñín que va de duro
Los de Rüsselsheim han elevado 1,8 centímetros la carrocería de este Opel Karl Rocks y han apostado por un aspecto más robusto. Plástico por aquí, plástico por allá y a venderlo como un modelo preparado para salirse del asfalto. Al menos espero que en el Salón de París, donde será presentado, lo digan con la boca muy pequeña. Allí habrá demasiado especialista del motor como para soltar según que sandeces y salir indemne. Las motos las tendrán que vender en los concesionarios, donde es cien mil veces más fácil engañar al señor Paco y a la señora Manoli.
Más equipado que el Karl convencional
El pequeño cinco puertas, que en España se está vendiendo desde 9.860 euros con un único acabado disponible, contará con barras en el techo de color plata, inserciones de plástico, molduras decorativas, llantas de 15 pulgadas en dos colores y taloneras protectoras.
Las novedades también llegan al habitáculo, ya que dispondrá de una tapicería especial llamada «Favo«, molduras brillantes, Opel OnStar y sistema de infotainment R 4.0 IntelliLink con Android Auto y Apple CarPlay. Esto último, como es de suponer, será opcional.
El equipamiento será bastante completo tratándose del Karl, ya que Opel habla de limitador de velocidad, Park Assist, modo City y control de crucero. Lo que no sabemos es qué motores podremos elegir. Puede que los de 75 CV se queden un poco cortos, aunque a nadie se le olvida que es un todocamino por postureo, no por necesidad. De hecho, mantendrá la tracción delantera, además de los 1.013 litros de capacidad con los asientos traseros abatidos.