Nos presentan el Clio 2019, nuestro primer encuentro

Las ventas están abiertas desde este mes y, en un supuesto, se harán también las primeras entregas. Es, de todas todas, un modelo ‘2019’. El quinto Renault Clio es un primo hermano del Nissan Micra ‘2017’, con un chasis que emerge de un diseño presentado por el año 2013. El esqueleto de este coche es un presente y futuro inmediato para la amalgama que forman Renault-Nissan-Dacia-Mitsubishi-Infiniti-AvtoVAZ.

Naranja Valencia

Habíamos anticipado todo lo que Renault Prensa nos había comunicado. Esta semana, en petit comité, nos lo han enseñado en Barcelona, dentro de las instalaciones de Renault-Dacia Pere IV. Lleva uno de los colores nuevos: Naranja Valencia, le dicen a esta pintura. No me ha quedado muy claro si el tono preciso sale de las capas de la pintura en sí o de un barniz tintado. Me cuesta hacerme una idea de cómo sufrirán el devenir del tiempo unas tinturas de este jaez.

Acabado tope de gama y motor TCe 90

El acabado de esta unidad es el ápice, lo más guarnecido y refinado. En la onomástica de Renault, como sabrán los posibles lectores, figura como ‘Zen’. Lleva el motor gasolina de tres cilindros que, desarrollado sobre aquel TCe 90, ahora desempeña 101 CV. El cambio es manual y es lo que más me ha agradado al compararlo con la generación ‘2016’. Tocarlo y pasar la palanca de una marcha a otra es una sensación más biológica y un gesto más conciso. Noto que el pomo está en una posición más elevada que en el Clio IV. Para mis hechuras y medidas, me cae en una zona más cómoda. Esto es algo que cambia mucho según la estatura y constitución de la persona que va al volante.

La otra opción de gasolina será el reciente 1.3 L., pero afinado a 131 CV, que son aproximadamente unos 30 CV menos de lo que puede dar sin pestañear. Con esto quiero decir que me parece la mejor elección para mucho kilometraje, acarrear equipaje y subir puertos de montaña o hacer recuperaciones de ritmo con viveza. Y que la mecánica no padezca.

Sin haberlo probado aún, el de 101 CV, viniendo de donde viene, pienso que será más impulsivo y arisco con el pedal del acelerador; siempre parecerá más alborotado. Con todo, y pensando en cuando rendía 90 CV, el ingenio que va dentro del vehículo que se ve en las fotos está entre los tricilíndricos que más me gustan, junto con el Ecoboost de Ford.

Además, este bloque se venderá también con la combinación de Gasolina+GLP. Recordamos que el diésel continuará con el polifacético 1.5 L. fraccionado en 86 CV y 116 CV. Como es norma hoy en este mercado, lleva dos filtros antipolución.

Mucho más ancho que su predecesor

En la escena de este primer encuentro con el Clio V, no he apreciado que es un centímetro y algo más corto, y unos milímetros más bajo. Pero sí que me ha chocado la impresión de anchura. Esto sí lo he percibido nada más mirarlo y es que, en la ficha técnica, luego he visto que marcaba casi siete centímetros más que la versión anterior.

Por dentro, le pasa lo que a todos sus contendientes. Quienes van delante, de año en año y con los cambios de los chasis, están cada vez más amplios y confortables, en detrimento de un hueco para los pasajeros cada vez más angosto. Cuatro ocupantes se plantearán un viaje largo sin estrecheces, aunque cinco se encontrarían con un complejo de lata de anchoas.

Al último, las medidas del modelo dan a los diseñadores varias alternativas para inventarse un espacio interior, pero tampoco van a aparecer centímetros donde no los hay. Creo que Renault ha querido echar un paso adelante con el maletero. Con motor de gasolina, la capacidad es de 340 litros. Para un segmento B esto es un gran dato. Los maleteros diésel, al necesitar un depósito extra para el filtro que funciona con urea, se achican a 315 litros, que aun así es una cifra que está por encima de muchos de sus homólogos en otras marcas.

Habitáculo continuista

Hay bastante continuidad entre lo que era bueno en el Clio ‘2016’ y en el ‘2019’. Menos en el salpicadero. Éste se ha transmutado por completo. Lo que se recoge en este artículo es la consola central más exagerada y el cuadro de instrumentación digital.

En opinión mía, la tableta es enorme y tiene demasiada presencia en la parte delantera, invade en demasía. Y prefiero un cuadro con relojes de aguja que tenga en el centro un recuadro con la información más necesaria. Que Renault plantee esta solución estilo teléfono móvil entusiasmará a algunos, si bien hacen lo correcto en ofrecer la posibilidad de un sistema multimedios más contenido y una instrumentación analógica.

Tengo ganas de probarlo y decir con conocimiento de causa si el Clio continúa como uno de los utilitarios más bien compensados en consumo, rendimiento, confort y agilidad. Son características que parecen excluyentes entre sí. Empero, el Clio ‘2016’ encontró un tempo musical ‘mezzoforte’ que lo hacía válido para una franja de gustos y preferencias amplísima; un balance tirando a rodador de distancias largas sin rebañarle toda la esencia sport.

La auténtica pérdida en el Clio ‘2019’ es la ausencia de la carrocería familiar. Renault ha dejado al Fabia Combi de Skoda como el rey y soberano de esta silueta. El Clio Sport Tourer se había hecho un nombre y debería seguir entre nosotros.

Sentidos agradecimientos a la gente de Daxal CTP y de Automóviles Pere IV, que siempre nos dejan entrar hasta la cocina y ponerlo todo patas arriba.

Fotos del Renault Clio 2019

Fotografías: Dani Zanuy

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