Normas anticontaminantes en Estados Unidos 2014, informe del sector de la automoción

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Los fabricantes en Estados Unidos cumplen las normas anticontaminantes sin demasiado entusiasmo. En un mercado tan elefentiásico, vasto y complejo, donde la agencia de estadísticas IHS afirma que circulan 253 millones de vehículos, nadar entre índices corporativos, políticos y demandas sociales debe ser una empresa descorazonadora.

Todos recordamos el protocolo de Kioto en el 2002 y la negativa rotunda del gobierno de Bush (hijo) a suscribirlo. Dijo que no a la disminución de emisiones de CO2, porque iba en contra de la economía norteamericana.

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Mediadas un par de guerras en Oriente Medio y una recesión económica, la agencia nacional para la protección ambiental, EPA, y la administración nacional de seguridad en el tráfico (NHTSA) fijaron un plan de ruta hasta el 2025 muy parejo al del continente europeo. Arrancó en el 2012 con un puñado de regulaciones mandatorias para los fabricantes que quisieran vender en los USA; toda la legislación entró dentro de un paquete de normativas llamado CAFE, un equivalente a las propuestas que aquí conocemos como EURO y que en breve saltará de la EURO 5 a la EURO 6.

Sobre los modelos vendidos entre el 2012, 2013 y 2014, el Instituto de Investigación del Transporte, de la universidad de Michigan, acaba de editar un estudio que constata que se están respetando los recortes en humos.

Los creyentes, los escépticos y una tarea complicada

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De hecho, el informe se congratula por exceder incluso los objetivos fijados, aunque sea por unas décimas. Cómo lo consiguen y qué provecho se está sacando ya es materia de otro debate. Porque se dio a los fabricantes la posibilidad de camuflar sus promedios de emisiones con bulas compradas al gobierno.

Además, los adalides en los Social Media por las energías alternativas argumentan siempre que es tan simple como poner un 1% de tu catálogo en híbridos y eléctricos, y tu average contaminante se divide por dos Ipso Facto. Como discurso rápido y fácil, a mí me suena convincente.

Pero tampoco se puede amansar tamaña fiera como el lobby petrolífero yanqui de la noche a la mañana, por lo que la investigación hace una lectura más animosa de las conclusiones, y apunta que en el 2025 los propósitos se habrán rebasado con mejores datos que los presentes.

Que para entonces sea demasiado tarde, y cualquier acción de atajar la velocidad del cambio climático equivalga a una inacción total, de nuevo es materia de otro debate.

Dentro de un decorado monetario balsámico como el de Noruega, es relativamente sencillo colmar la EURO 6 o –si quieres– hasta la EURO 5.000. La electrificación del parque automovilístico noruego es treinta veces superior a la norteamericana, en palabras de los autores del estudio que estamos comentando aquí. Ahora bien, 253 millones de automóviles son una manada cuasi desbocada, máxime porque están en propiedad de una sociedad a la que le faltan demasiadas vértebras asistenciales y que obtiene el grueso de la luz quemando crudo.

Marcar un giro notorio en la historia del automovilismo, requerirá de unos pocos más Ford Mondeo (Fusion), Hyundai Sonata, Volkswagen Jetta o Toyota Prius híbridos.

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