La disparatada subida del precio del combustible no solo está afectando a los particulares, sino que los profesionales también están dándose cabezazos contra los surtidores de las gasolineras cada vez que tienen que visitarlas para repostar. Los beneficiados son los de siempre y los ciudadanos somos los grandes perjudicados, algo que a día de hoy ya no debería sorprendernos.
Los taxistas son capaces de recaudar mucho dinero con sus viajes, cobran precios muy elevados por transportarte de un lugar a otro cobrando extras por nocturnidad y demás que siempre le ponen los pelos de punta a uno. Pese a ello, también parecen notar la crisis y lo caro que está repostar.
Todo ello está provocando una situación que no beneficia a quienes buscan un taxi desesperadamente. Cada vez son más los taxistas que pasan de buscar víctimas clientes dando vueltas por la ciudad. Ahora lo que hacen es utilizar algunas de las paradas que tienen habilitadas para esperar a que los clientes les soliciten.
Para que os hagáis una idea de lo problemático que puede llegar a ser, en Madrid hay 348 paradas de taxi con capacidad para 5.000 taxis. Teniendo en cuenta que circulan unos 16.000 taxis por la capital, no hace falta saber mucho de matemáticas para darse cuenta de que la situación puede llegar a ser cuanto menos caótica.
Por suerte hay una lectura positiva de esa situación. Si los taxis están parados el tráfico es más fluido. Además, las calles se vuelven más seguras para todos porque no tenemos que asistir a los clásicos frenazos que protagonizan cuando ven a un cliente que busca un taxi desesperadamente.