Menudo mazazo de China a Estados Unidos. El país asiático quiere convertirse en el gigante del sector de la automoción y poco a poco lo está consiguiendo. Tiene mucho mercado en casa y sabe qué armas debe utilizar para evitar que la competencia les ponga en peligro.
Para empezar, hay que mencionar los muchos modelos copiados que durante los últimos años han salido de los concesionarios de firmas chinas. Como si de una tienda de zapatos se tratase, hemos podido ver modelos de inferior calidad a precios irrisorios ante los que nada se puede hacer.
La siguiente medida que adoptaron fue la de obligar a los fabricantes extranjeros que querían instalarse en China a compartir información con fabricantes locales para poder hacerlo. ¿Qué es lo último? Cerrar su mercado a los coches estadounidenses con más de 2,5 litros de cubicaje.
Con una medida tan proteccionista como lo es la imposición de impuestos aspiran a conseguirlo. General Motors y Ford deberán crear sus propias fábricas de producción en China, pues de lo contrario se verán obligadas a pagar las elevadas tasas que el ministerio de comercio chino anunciará en los próximos días.
En estos momentos, y como es lógico, General Motors y Ford son las dos marcas que más vehículos producen en Estados Unidos para exportar a China. Sin embargo, Mercedes y BMW también lo hacen aunque en menor medida.
¿Qué sucederá? Yo sinceramente pienso que se instalarán en China para no tener que pagar los elevados impuestos.