Hasta el «Wild Wild West» de Estados Unidos se han marchado varios responsables de McLaren y un piloto experimentado para llevar a cabo un curioso test. Con él han querido demostrar que un McLaren P1 Carbon Black es capaz de moverse con mucha agilidad por una carretera afectada por el calor extremo.
El superdeportivo híbrido salido de la factoría de Woking se ha sometido a temperaturas superiores a los 52 grados recorriendo Arizona, California y Nevada. Con ello llevan al límite los sistemas y componentes que han utilizado en el proceso de fabricación, algo que tiene como objetivo ofrecer el mejor coche posible en todo tipo de condiciones.
Son más de dos minutos y medio de vídeo que sirven para darse cuenta de que el equipo de desarrollo de McLaren está sudando la gota gorda. Todo sea por vender varias unidades del que es a día de hoy uno de los coches más caros del mundo.