Hay gente con suerte, y después está la gente con mucha suerte. Pero a veces no hay que llamarle a todo suerte. También hay que saber utilizar otras palabras como habilidad, sangre fía, o directamente testículos, por no decir otra cosa.
Cuando veo un accidente como el del vídeo que se muestra al final de este artículo me divido entre la suerte y lo que no tiene que ver con ella. Por eso me gustaría escuchar tu opinión, porque así llegaremos a una conclusión de forma democrática. Es tan fácil como dejar un breve comentario en este artículo o en nuestra página de Facebook.
Una pieza andaba suelta
Para ponerte en situación, todo ocurre en una autovía con dos carriles de circulación. El coche que circula por la parte derecha pierde lo que podría ser una pieza de la estribera izquierda, o al menos eso es lo que me parece ver. Primero he pensado que era una tabla de madera, pero podría ser una estribera metálica totalmente oxidada. Si alguien puede aportar algo de luz, bienvenido sea.
El caso es que golpea contra el coche que lo está grabando todo, arrancándole la matrícula delantera de cuajo y provocando un «¡oh!» de sorpresa y pánico en el conductor.
Frenazo, acelerón y milagro
Pero lo peor no es eso. Lo peor es que frena en seco sin acordarse de que justo detrás hay un camión hormigonera que circula bastante rápido, algo que por otra parte es normal tratándose de una autovía. El camionero no puede frenar en tan pocos metros y solo le queda una opción: pisar el acelerador y cruzar del carril derecho al izquierdo antes de que el coche que lo está grabando todo se coloque a la altura del más desafortunado e irresponsable de todos los allí presentes.
Como verás, no se mató nadie de milagro, porque cualquiera de los tres podría estar en otro barrio ahora mismo. La moraleja: nunca te pares en una autovía o autopista, a no ser que haya un arcén lo suficientemente ancho y hagas la maniobra con mucha cautela.