Da la sensación de que todavía no ha terminado el escándalo del Dieselgate. Aunque Volkswagen se avergonzó por ello y pidió perdón públicamente para cortar la hemorragia cuanto antes, nos hemos enterado de una noticia que vuelve a poner en tela de juicio el comportamiento de la compañía de Wolfsburgo.
Las autoridades alemanas han solicitado la revisión de 57.600 unidades del Touareg que monta el motor diésel de 3.0 litros. ¿Por qué? Porque llevan instalado un sistema que permite reducir las emisiones para que no haya un consenso entre los datos reales y los que se anuncian en los laboratorios.
Casi la mitad se vendieron en Alemania
Por lo que hemos podido saber gracias a la Oficina Federal para Vehículos Motorizados (KBA), un total de 25.800 unidades del Toaureg en cuestión se comercializaron en Alemania. Los propietarios de las mismas, y los de otros países, van a recibir una carta de Volkswagen para que acudan cuanto antes a un taller oficial.
Dos sistemas ilegales
KBA va más allá y habla de un catalizador de recirculación de gases (filtro SCR) que se desactiva cuando se alcanza una determinada velocidad. Por suerte es un problema que ya no se encuentra en los nuevos Touareg, lo mismo que se puede decir del sistema que permite trucar las emisiones.
¿Será el último escándalo?
La noticia no ha cogido por sorpresa a quienes sabían que Volkswagen había jugado sucio con más modelos de los que creíamos. De hecho, Alexander Dobrindt, ministro alemán de Transportes, ya alzó la voz para decir que el Porsche Cayenne contaba con un software ilegal que podría estar presente en miles de unidades del Toaureg. Ahora sabemos que las sospechas se han confirmado y existe el temor de que nos enteremos de más asuntos turbios que están dañando la imagen de uno de los fabricantes más importantes del mundo.