Que Volkswagen monte un coche en una sola fábrica mide en sí mismo su fuerza comercial. El Beetle, todavía con la plataforma del Golf V, presenta una renovación estilística con pretextos encanijados. Alemania lo ha empezado a vender sin mover un céntimo el coste y sin alterar las motorizaciones; a España llega en verano del 2016, probando a seducir a aquellos que opinan que la distinción es materia de sastres y costureros. Esta noción de los ropajes como materia fabulosa, aunque huera, es lícita, porque las inclinaciones y los gustos de las personas serán por siempre un misterio.
1.- México
La factoría en Puebla retiene la fabricación de este modelo. El cliente en España, por ejemplo, espera meses en el caso de que pida una configuración que el concesionario no tenga en existencia. No tiene un mal chasis, pese a que no lo hayan tocado desde el 2012. De la primera a la segunda generación, se saltó del bastidor de los VW Polo a los del Golf, con lo que se mejoró bastante la impresión que dejaba la conducción. El modelo tiene ventas muy tímidas, así que la renovación 2017 no merece una variación de maquinaria y piezas en México que podrían actualizarlo de veras, pero que saldrían caras a la marca.
2.- Carrocería
Espacio justo para cuatro personas, incómodo, con visibilidad pobre a excepción del descapotable con la lona retirada. La capacidad para transportar objetos es igualmente enclenque. El Beetle 2017 únicamente cambia parachoques, llantas, colores de la chapa y el tinte de la carcasa de las lámparas.
Al que le gustaba el Beetle 2012, le seguirá agradando el ‘2017’, porque, al último, dejándolo como estaba al menos no lo han estropeado más. Hay clubes de seguidores y coleccionistas de Beetle en múltiples localidades; a estas gentes imagino que las fotos les tranquilizarán.
3.- Motores
Tampoco se retocan. Los más actuales son los gasolina 1.2 de 105 CV y los 1.4 de 150 CV. Ambos tienen una voz de contralto algo irritante, pero son correctos en su funcionamiento. Siempre desaconsejaré los dobles embragues DSG, puesto que hay un registro de denuncias por fallos a partir de los 100.000 kilómetros demasiado largo. Los cambios manuales en VW, en opinión mía, son mucho mejores que los automáticos.
El tercer motor de gasolina es el 2.0 con 220 CV, la versión de esta matriz que usaban los Golf GTI en el 2006. La suposición es que el 2.0 TSI debería ir en simpatía con el acabado R-Line, el más deportivo. Aunque el mejor compuesto y detallista, que es el Exclusive, halla una combinación de accesorios y motor que está muy ponderada.
Los 110 CV y 150 CV de gasóleo se extraen de otra matriz igualmente manoseada por tiempo excesivo: el motor 2.0 TDI. Ojeando los gasoil de Volkswagen, hay ingenios más recomendables en el Polo, el Golf, el Tiguan, etc, etc, etc.
4.- Acabados
Es el territorio donde se ha removido más el Beetle. La porción de llantas de nuevo dibujo, colores de carrocería, logotipos y equipos telemáticos encuadernan la gama en cuatro tramos: Básico, Denim, AllStar, y Exclusive como el máximum del equipamiento.
Climatizador de dos zonas, 18 pulgadas de llanta, navegador y tapicería de Nappa sería el cénit del modelo 2017. En su favor, encuentro que no lo han enredado en abalorios electrónicos y equipa lo justo para un vehículo ornamental. Con todo, soy de la opinión que en Volkswagen hay capacidad para hacer algo mejor; a este invento del Beetle, o lo envían al traste o dan con una fórmula más sugestiva que, por objetivo principal, no exija un valor monetario que sobrepase al propio coche.