Ayer tuve el mal trago de anunciaros el cierre de una fábrica situada en Genk, Bélgica. Eso sí, también tengo que reconocer que por otra parte me alegré de que los directivos de Ford decidieran darle más trabajo a los operarios que acuden a la fábrica de Almussafes para cumplir con su jornada laboral.
El caso es que ahora la fábrica que les queda en el Reino Unido también peligra. Allí ya saben lo que es cerrarlas, ya que en 2002 no tuvieron piedad con la de Dagenham, la que se dedicaba al Ford Fiesta, y se cargaron de un plumazo 2.000 empleos directos.
Southampton en el punto de mira
Según fuentes sindicales, están dispuestos a cerrar la planta de Southampton en cuanto la Ford Transit deje de fabricarse. La nueva generación se trasladará a Turquía. No quieren permitir que siga funcionando a un tercio de su capacidad (se fabrican unas 60.000 Transit al año) y ya han llegado a un acuerdo con Koc Holding, empresa con la que compartirán la nave destinada a producir la nueva Transit.
Decir adiós a Southampton significa decir adiós al Reino Unido, algo que no pasaba desde el año 1911. Tan solo quedaría una fábrica de motores en Bridgend (Gales), así como también un centro de estampación y motores en Dagenham y otro de I+D.
Fuga de fábricas
La decisión puede provocar la pérdida de hasta 2.000 puestos de empleo, y no parece que nada vaya a cambiar la idea de los mandamases norteamericanos.
De acabar produciéndose, éste será el cuarto cierre anunciado en lo que va de año tras los de París (PSA-Peugeot Citroën), Bochum (General Motors) y Genk (Ford).
¿Europa se va a pique? Espero que no, pero mucho tendrán que cambiar las cosas en los próximos años porque el dinero está cada vez más mal repartido y se están cargando a la clase media, que al fin y al cabo es la que sostiene con sus compras a la mayoría de marcas del sector de la automoción. Está bien, los políticos no van a hacer nada para cambiar la situación porque ya les va bien, pero… ¿qué tienen que decir las grandes empresas?