Noticia con algo de guasa. Un coche de Google, uno de esos prototipos autónomos que van dando vueltas por las calles de California, ha sido detenido por un policía por ir demasiado lento. No se ha llevado una multa porque no ha vulnerado ninguna norma de circulación, pero su conductor (o mejor dicho su supervisor) ha tenido que dar alguna que otra explicación.
Incapaz de ir más rápido
Circulaba a 25 millas por hora, lo que equivale a unos 40 kilómetros por hora si empleamos nuestro sistema de medición de la velocidad. Por motivos de seguridad, los coches que están probando no son capaces de circular más rápido, pero es probable que en el futuro puedan moverse al doble o el triple de necesidad. De momento quieren comprobar que la máquina que los controla es capaz de sobrevivir a la jungla.
Esta vez había un supervisor, pero…
Y digo yo… ¿qué hubiera pasado si el coche se hubiera movido sin un trabajador de Google supervisando sus maniobras? En el futuro, si la cosa progresa como esperamos, podremos enviar nuestro coche autónomo de punta a punta de la ciudad o de punta a punta del país para dejárselo a un familiar o a un amigo. En ese caso, ningún agente de policía podrá charlar con el responsable del coche, así que tendrá que limitarse a apuntar la matrícula.
La parte positiva es que no habrá conductores borrachos o drogados, pero sí puede haber Farrukitos autónomos que se den a la fuga tras un atropello o similar. Queda mucho camino por recorrer…
Como dato curioso para terminar, decir que los coches autónomos de Google ya han recorrido 1,2 millones de millas, que son unos 2 millones de kilómetros. Eso, fácilmente, podrían ser más de 100 años de experiencia al volante para cualquier ser humano.