¿Habéis leído alguna vez la historia del modelo Aurora de 1957? El llamado «coche más feo del mundo» ha tenido que pasar por numerosos problemas, algunos de ellos de lo más absurdos, para poder salir adelante. Pero ¿qué pasó en su presentación? ¿Qué novedades presentaba? Y sobre todo ¿cómo acabó su historia? Aquí te lo explicamos.
En el año 1957, más de 10 años antes de que los fabricantes de vehículos estadounidenses adoptasen la denominación ESV (Vehículo Experimental Seguro) en el llamado ‘National Highway Safety Bureau’, el modelo Aurora ya contaba con todos los elementos de seguridad jamás implantados en un automóvil.
El Aurora fue un automóvil fabricado en 1957 por el padre Alfred A. Juliano, un sacerdote católico cuya pasión por los coches lo llevó a despilfarrar todos sus ahorros en diseñar el modelo más religioso y tenaz del mercado. El Aurora es sin duda el primer vehículo de seguridad experimental que jamás se haya hecho, con casi 6 m de longitud y montado sobre el chasis de un Buick de los 50. La nomenclatura del modelo fue elegida por el mismo sacerdote, ya que es el nombre de una Santa cuya devoción le inspiraba nuevos matices y un bello encanto. Al menos eso pensaba él, ya que no tardó en ser conocido en el país como «el coche más feo del mundo«.
Ya que la seguridad era lo primero, la intención del padre Juliano era dar a elegir 3 opciones de motorización, pudiendo así ser impulsado por un bloque Cadillac, Chrysler o Lincoln. El diseño vanguardista del automóvil llegó a todos los rincones de Estados Unidos, siendo objeto de burlas y tachado de anodino. Por ello, sólo se llegó a diseñar y fabricar una unidad que costó nada menos que 30.000 dólares, demasiada inversión para la época.
El Aurora supuso la bancarrota total del sacerdote y una mala imagen para sus aspiraciones en el mundo automotriz. Aunque el modelo haya sido lanzado en una época donde se hablaba de diseñar coches conceptuales de propulsión nuclear, el Aurora no fue santo de devoción para nadie.
Su precio de venta era de unos 12.000 dólares, nada barato para la economía de aquellos años, aunque aún no alcanzaba los 13.000 $ que costaba el Cadillac Eldorado Brougham.
¿Seguridad o marketing?
Cabe destacar que el Aurora tuvo que pasar dos años en la mesa de dibujo más 3 años más para su elaboración. No cabe duda que la calidad de la mano de obra era problemática, ya que incluía demasiados materiales de madera y fibra de vidrio. Aun así, contaba con elementos revolucionarios como una barra de dirección telescópica y una luna delantera con forma ovalada hacia el exterior, para así evitar que el conductor la llegase a romper en caso de accidente.
Los asientos podían girar 180º sobre un eje vertical, consiguiendo así que el conductor pueda girar en un accidente frontal y llevarse el golpe de espaldas (algo un tanto ilógico). En su interior contaba también con cinturones de seguridad, jaula antivuelco, panel de instrumentos acolchado y barras de impacto laterales. La colocación de la rueda de repuesto bajo el extremo delantero del vehículo también estaba pensado para absorber impactos.
El Aurora era un coche que también cuidaba la seguridad de los peatones (o al menos, eso se creía), ya que el parachoques delantero estaba relleno de una espuma que absorbía el aire y conseguía reducir los impactos.
No llegaba a su propia presentación
El chasis del Aurora fue rescatado de un Buick de 1953 y jamás había sido probado adecuadamente antes de su presentación. Cuando iba de camino a su debut en el mercado, el coche rompió 15 veces en plena carretera y necesitó la ayuda de 7 garajes diferentes para ser remolcado. Sus fallos se debían principalmente a la obstrucción del sistema de combustible, que había estado sin usar durante los 4 años anteriores. Después de este comienzo tan poco auspicioso (llegando horas tarde a su propia presentación), el Aurora no obtuvo pedidos por adelantado.
Sólo unos días más tarde, las cuentas de la mini-compañía del padre Alfred A. Juliano estaban en el ojo del huracán; Juliano acusó una instigación con origen en General Motors, fue investigado por el IRS americano y la propia Iglesia Católica le acusó de malversación de las donaciones de los feligreses, siendo así expulsado de la Orden del Espíritu Santo. El Aurora pasó por varias manos antes de ser finalmente abandonado detrás de un taller de reparación de automóviles en Cheshire, allá por 1967. Juliano murió de una hemorragia cerebral en 1989.
Restauración de un mito
En 1993, el Aurora fue hallado por Andy Saunders, un entusiasta inglés de los vehículos clásicos. Lo compró por unos 1.500 dólares al taller y se lo llevó a Gran Bretaña pagando un traslado de 2.000 $ adicionales. Obviamente, el coche estaba en muy malas condiciones debido a su exposición a la intemperie. La restauración se complicó mucho por falta de piezas originales, la escasez de documentación adecuada y por las pocas fotografías del modelo. Sin embargo, la restauración se completó a principios de 2005 y el coche se dio a conocer en el Goodwood Festival of Speed. Actualmente te encuentra expuesto al público en el Museo del Motor de Beaulieu (Inglaterra).
El siguiente video nos muestra cómo fue el diseño y la construcción del modelo Aurora.