A uno le cuesta creer que Volkswagen con lo que le ha caído y le seguirá cayendo por culpa del famoso Dieselgate. La compañía alemana no ha perdido tantos clientes como podríamos esperar, pero no se va a librar de las indemnizaciones que va a tener que pagar allí donde ha vendido sus modelos «infectados».
Hoy hemos podido saber que los 652 concesionarios de Estados Unidos recibirán 1.210 millones de dólares (unos 1.070 millones de euros) en concepto de compensación, una cifra pequeña si la comparamos con los 16.500 millones de dólares que van a pagar por esos lares.
Jugar sucio tiene sus inconvenientes
Este es solo uno de los frentes que tienen abiertos, ya que están inmersos en numerosas batallas legales que no solo implican a empresas con las que trabajan. El Departamento de Justicia de Estados Unidos, la Comisión Federal y los letrados de 475.000 clientes afectados también han movido ficha para que no puedan vender ni un solo Volkswagen con motor diésel hasta 2018.
De los gases más oscuros al verde esperanza
A los de Wolfsburgo no les queda más remedio que limpiar su imagen tras pagar todas las multas que se les van a imponer. Por eso han anunciado que invertirán 2.000 millones de dólares en la próxima década para construir infraestructuras pensadas para la fabricación de vehículos eléctricos.
Sus planes también incluyen una flota de vehículos de cero emisiones y su apoyo incondicional a todas aquellas acciones que tengan como objetivo la venta de vehículos eléctricos. De hecho, se van a gastar otros 2.700 millones de dólares para que el Gobierno de Estados Unidos pueda cambiar sus autobuses actuales por otros menos contaminantes.