Debe doler mucho que un coche como el Koenigsegg One:1 acabe hecho una papilla. Es lo que le sucedió a uno de los pocos propietarios del superdeportivo sueco, que se salió en uno de los trazados más complicados del circuito de Nürburgring (Adenauer Forst) cuando encaraba una curva a demasiada velocidad.
El conductor abandonó el coche por su propio pie
El impacto no fue cualquier cosa. Golpeó contra el guardarraíl con tanta violencia que lo rebasó hasta terminar lejos del asfalto del Infierno Verde. Eso sí, la seguridad del vehículo evitó una desgracia, puesto que el conductor salió ileso de un accidente que con la mayoría de coches del mercado habría sido mortal.
Pese al pésimo estado en el que ha quedado, Koenigsegg se ha comprometido a repararlo para dejarlo como el primer día. Se nota que es un coche que vendieron por varios millones de euros, porque este tipo de gestos no suelen ser habituales ni en el segmento de los superdeportivos.
No hay que olvidar que de este Koenigsegg One:1 solo se han fabricado 7 unidades entre 2014 y 2015, incluido el prototipo inicial. La que tuvo una mala tarde en Nürburgring era la segunda, la que ascendió a la colina de Goodwood en 2014. Los suecos se sentían en deuda con el cliente y ahora le van a recompensar de la mejor forma posible.
Actualización: El accidente ocurrió por culpa de un fallo en el ABS. Normal que Koenigsegg se comprometa a dejarlo como nuevo…
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