Ya falta menos para que podamos disfrutar del Kia Optima Sportswagon, la versión familiar de la berlina surcoreana que algunos han podido poner a prueba en Múnich. Si no pasa nada raro, llegará a los concesionarios durante el cuarto trimestre del año para ofrecer esas soluciones de espacio que no encontramos en la versión convencional.
Basado en el Sportspace Conept
Está basado en el prototipo Sportspace Concept que presentaron en el Salón de Ginebra de 2015. Su diseño es muy llamativo y a nivel de equipamiento no le falta prácticamente nada. Además, han cuidado el habitáculo y han apostado por materiales de una calidad aceptable, aunque no por ello está a la altura de las propuestas de marcas como BMW, Audi o Mercedes-Benz. Estos tres últimos juegan en otra liga.
Dimensiones, opciones y estética
Es un soplo de aire fresco para el segmento D, cuyas dimensiones suelen estar muy definidas. En este caso hay que decir que 4.855 mm de longitud, 1.860 mm de anchura y 1.470 mm de altura. Eso significa que solo crece en altura y lo hace por muy poco, ya que son las barras de techo las que le hacen ganar 5 mm.
El cliente tendrá varias opciones a la hora de configurar el Kia Optima Sportswagon de sus sueños. Hay hasta ocho colores para la carrocería y llantas de aleación cuyo diámetro oscila entre las 16 y las 18 pulgadas en función del diseño elegido.
A nivel estético no hay demasiados cambios respecto al Optima berlina. Tal vez los apreciamos fijándonos en la línea ascendente de su silueta. El frontal es idéntico, pero en la zaga nos topamos con un voladizo que refuerza su presencia. Sin movernos de ahí, es fácil dejarse seducir por los pilotos LED que descansan en las esquinas, mientras que en la parte más baja, incrustados en el difusor, encontramos uno o dos tubos de escape ovalados (dependiendo de la versión).
Habitáculo y equipamiento de seguridad y confort
Del interior hay que destacar las líneas horizontales, la nobleza de los materiales empleados y el hecho de que la consola central esté orientada hacia el conductor. Hay demasiados botones para mi gusto y la pantalla táctil, de 7 pulgadas, no destaca por su tamaño. Lo bueno es que es compatible con Apple CarPlay y Android Auto, y también puede incluir asientos calefactados y ventilados con memorizador y cargador inalámbrico para el móvil.
A nivel tecnológico cuenta con ayudas a la conducción que nos resultan familiares, y más en este tipo de segmento. Me refiero al avisador de vehículos en el ángulo muerto, control de velocidad y estabilidad, asistente de aparcamiento, sistema de frenado autónomo… Chucherías que nos facilitan la vida y evitan accidentes.
Amplio maletero
Antes de hablar de los motores disponibles, merece la pena centrarse en su maletero, que es una de sus mejores armas. Son 522 litros (42 más que la berlina) que se pueden estirar hasta los 1.686 con la fila de asientos trasera abatida en una división 40:20:40. Además, el cliente puede pedir equipamiento extra que va muy bien para mantener el orden en dicho espacio (raíles para colocar el equipaje, redes de protección…).
Motores y variante GT
Ahora sí. Toca hablar de las opciones disponibles en cuanto a propulsores. Hay un diésel, dos gasolina y un híbrido enchufable. El diésel es un 1.7 CRDI que entrega 114 CV y 340 Nm de par máximo y va asociado a una caja de cambios automática de doble embrague (7DCT). Consume una media de 4,4 l/100 km.
El gasolina más flojito es el 2.0 CVVL, que entrega 163 CV y 196 Nm y consume una media de 7,6 l/100 km. Nada que ver con el diésel. Claro que muy por encima tenemos el gasolina 2.0 T-GDI GT que corresponde a la versión Optima Sportswagon GT, la más deportiva de todas. Son 245 CV y 353 Nm de par máximo entre las 1.350 y las 4.000 rpm para ofrecer unas prestaciones notables: de 0 a 100 km/h en 7,6 segundos (2 décimas más lento que el Optima GT). La parte negativa es el consumo medio, que se dispara hasta los 8,2 l/100 km, que tampoco es tanto comparado con el otro gasolina. La velocidad máxima es de 232 km/h (8 km/h menos que el Optima GT).