El ofertón de Ducati para convencer a Jorge Lorenzo era irrechazable. Lo era por diversos motivos que comenté días atrás, así que el acuerdo tenía que llegar tarde o temprano. Además, Valentino Rossi le picó para que aceptara diciendo que no tendría suficiente valor, así el balear se la ha jugado pensando en el dinero y en un reto muy bonito.
Un reto deportivo más allá del incentivo económico
Ganar en Yamaha es relativamente fácil, pero hacerlo subido a una Ducati es muy complicado. De hecho, la escudería italiana no gana una carrera de MotoGP desde 2010 y no conquista el título desde 2007, cuando el australiano Casey Stoner se impuso a todos los rivales de aquella época, entre los que por cierto no se encontraba Jorge Lorenzo. Su llegada se produjo una temporada más tarde, justo después de proclamarse bicampeón del mundo de 250cc.
El comunicado oficial de Ducati ha sido más bien escueto. Saben que la temporada acaba de empezar y no era buena idea lanzar fuegos artificiales teniendo en cuenta que el tricampeón de MotoGP está centrado en sus objetivos con Yamaha, que no son otros que repetir el título conquistado la temporada pasada.
Correrá para Ducati en 2017 y 2018 porque Audi ha puesto de su parte. Son 25 millones de euros por las dos temporadas que ha firmado, un contrato galáctico que terminará con su vinculación a la firma japonesa, a la que llegó en 2008 cuando dio el salto a la categoría reina.
Yamaha también se ha pronunciado
Para que no haya dudas sobre el apoyo que le va a brindar Yamaha en lo que resta de temporada, han querido manifestarlo a través de un comunicado publicado justo después de que Ducati anunciara su fichaje:
Yamaha está extremadamente agradecida a la contribución de Jorge en sus éxitos deportivos. Esperamos compartir más momentos memorables en los 15 grandes premios que faltan. Yamaha le desea lo mejor en su futuro y le reconfirma el apoyo total del equipo esta campaña para conseguir su cuarto título.