Olvidada queda la crisis de Jaguar Land Rover. Un modelo llamado Evoque lo ha cambiado todo, beneficiándose del furor existente por los SUV que ha empujado a Jaguar ha crear el primero de su historia, el F-Pace.
Las novedades se notan por dentro y por fuera, pero también bajo el capó. De hecho, lo que más alabanzas recibe es la familia Ingenium, que por ahora aglutina propulsores diésel que funcionan de maravilla.
A por los gasolina
Se están fabricando en la planta que poseen en Wolverhampton, Inglaterra, donde pronto doblarán su capacidad de producción para dar vida a una nueva generación de motores gasolina que prometen ser la bomba. Hablan de más potencia y más eficiencia, que es justo lo que persiguen todos los fabricantes del sector, unos jugando con más limpieza que otros (que se sepa).
El número de empleados, que ahora mismo ronda los 700, crecerá considerablemente para que cada día se produzcan las unidades que les harán falta en el futuro, motivo por el cual van a llevar a cabo una inversión importante. Jaguar Land Rover calcula que tendrá que poner 1,4 millones billones de euros sobre la mesa para que sus planes se hagan realidad.
Jaguar y Land Rover caminan de la mano
La noticia llega justo después de que hayan anunciado que se presentarán al Salón del Automóvil de Detroit de forma conjunta. En principio hablan de motivos económicos para justificar el apareamiento, pero me temo que la cosa tiene que ver con temas de marca, de marketing. De la mano son más fuertes y no les importa que se les asocie. Al fin y al cabo, son una filial de Tata Motors que cumple órdenes.
Veremos qué es lo que pasa con Jaguar Land Rover en los próximos años. Lo que está claro es que son más optimistas y ambiciosos que nunca, lo que les ha llevado a lanzar un Evoque Cabrio que para algunos era impensable.