La National Highway Traffic Safety Administration, NHTSA para los amigos, es una agencia dependiente del gobierno de los Estados Unidos que tiene como objetivo «salvar vidas, prevenir heridas y reducir los accidentes de vehículos». Fue fundada en 1970 y desde entonces no ha dejado de medir los resultados de seguridad obtenidos por los vehículos de todas las marcas que tienen presencia allí. ¿El objetivo? Que el número de víctimas en carretera se reduzca al máximo.
La última firma en experimentar lo que se siente al recibir una multa de la NHTSA ha sido Volvo. Una investigación que empezó en 2011 ha terminado de la peor forma posible para los suecos. Por lo visto, se hicieron los suecos (y nunca mejor dicho) a la hora de avisar a las autoridades de defectos que afectaban a sus coches. Lo hicieron demasiado tarde (el tope es de 5 días hábiles) y ahora tendrán que pagar por caja. La multa asciende a 1,5 millones de dólares, bastante dolorosa aunque muy lejos de la que tuvo que pagar Toyota en 2010: 16 millones de dólares. La firma japonesa luego tuvo que pagar otras dos multas más, por lo que en total desembolsó 49 millones de dólares.
Volvo Cars North America LLC y Volvo Car Corporation no han tenido más remedio que acatar la decisión. No van a recurrir porque las normas del juego están muy claras y son iguales para todos. El dinero que pagarán irá a parar al tesoro público. Seguro que la próxima vez avisarán a la NHTSA echando leches…