Es probable que esta noticia no tenga ninguna repercusión en España, donde Honda decidió dejar de vender tanto el CR-Z como el Insight, dos híbridos que formaban parte de su catálogo. Las irrisorias cifras de ventas les obligaron a tomar una decisión totalmente comprensible, lo cual no quiere decir que hayan tirado la toalla en otros mercados.
Dudas comprensibles
La segunda generación del CR-Z llegará en 2017 si no pasa nada raro. Los japoneses son conscientes de que se la han pegado en varios países donde esperaban una mejor acogida, así que tendrán que plantear una revolución para que este pequeño coupé sobreviva y pueda llegar a una tercera generación que hoy por hoy parece utópica.
Me imagino la batalla que se habrá librado en las instalaciones de Honda a la hora decidir el futuro del CR-Z. Muchos se habrán opuesto a esta segunda generación, motivo por el cual se llegó a especular con su desaparición a nivel mundial este mismo año. Sin embargo, parece que los votos favorables han pesado más y ya están trabajando en una máquina capaz de tapar todas las carencias con las que se han topado los clientes que se han acercado a un concesionario preguntando por él.
Aspectos que mejorarán
La plataforma que emplearán para fabricarlo será más ligera y rígida, eso está muy claro. También parece evidente que ganará en eficiencia y que será un coche más divertido de conducir, al tiempo que se rumorea que podría contar con una distancia entre ejes 100 mm inferior.
Versión de combustión
Lo más llamativo de todo es que están dispuestos a pasar de la hibridación a la combustión. No eliminando la primera, pero sí dando la posibilidad de elegir un CR-Z con el motor 2.0 turbo del Honda Civic Type R de nueva hornada. La mecánica verde estaría compuesta por un 1.5 litros gasolina, un propulsor eléctrico y una caja de cambios automática de ocho velocidades.
Una versión de 200 CV sería la bomba. El modelo que lanzaron al mercado en 2010 es un 2+2 plazas (en Estados Unidos es un biplaza) con 110 CV y un maletero ridículo, dos motivos por los que no ha tenido éxito. Otros motivos no menos importantes tienen que ver con la autonomía y el precio de esta criatura. El Toyota Prius le gana por goleada a la hora de recorrer kilómetros sin detenerse y podríamos decir que se les fue la mano con los precios.