Con los precios del combustible cada vez más altos, se complica el uso del vehículo, porque cada vez se necesita más dinero para llenar un depósito. Y da lo mismo tener gasolina que diesel. Usar el coche de forma diaria empieza a ser un hobby de ricos. Queda el transporte público, aunque, como ya hacen muchos profesionales del sector, hay una salida hacia los coches eléctricos. Son más baratos (compra y no usan combustible), son ecológicos y son idóneos para moverse para la ciudad. Hay muchos proyectos en curso: Hiriko es uno de ellos.
Y este proyecto, que si toda va bien será homologado este próximo verano (otoño a más tardar), es absolutamente de carácter español, ya que ha sido desarrollado por siete empresas españolas, y cuya fabricación se realizará íntegramente en el País Vasco. Hiriko, aunque suene a japonés no es un vocablo asiático; todo lo contrario, es una palabra vasca, cuyo significado es coche urbano. Porque este vehículo, con un diseño absolutamente futurista, está orientado a ser utilizado exclusivamente en ciudades, además de reducir el gasto en combustible y ser más respetuoso con el medio ambiente, pues es un vehículo eléctrico al cien por cien.
Es un coche biplaza con una longitud de 2,5 metros (inferior a otros coches similares como el famoso Smart), con capacidad para replegarse cuando se aparca (es decir, se encoge 1 metro aproximadamente, facilitando su aparcamiento en ciudad), cuenta con cuatro ruedas motrices, las cuales giran sobre sí mismo para facilitar las maniobras, el acceso es frontal (nada de abrirse las puertas como en un coche normal, de forma lateral), su velocidad, eso sí, está limitada a 50 kilómetros por hora (velocidad, por otra parte, máxima en ciudad), tendrá una autonomía de 120 kilómetros y sólo tardará 15 minutos en recargar sus baterías.
Su precio, aún no cerrado, se cree que estará sobre 12.500 euros, aunque hay que tener en cuenta que alguna subvención podría haber por su compra. No obstante, esto tardará porque este vehículo se venderá sólo, de momento, para uso de administraciones públicas. Otro inconveniente es la escasez de centros para repostaje de coches eléctricos.