GP Japón 2014, caras largas y preguntas

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El tifón redactó un guión escueto y drástico en Suzuka. Dos apariciones del coche de seguridad; una bandera roja; un coche médico a nueve vueltas del final para asistir a Bianchi; un helicóptero que intentó sin éxito llevárselo al hospital; otra bandera roja, y para casa.

La primera carrera de este año con lluvia. Los diseñadores de ‘Haute Couture’ que visten a los invitados vieron su escaparate humano frustrado, porque estaba todo el mundo metido en los Hospitalities para evitar una neumonía. De las novias de los pilotos y celebrities sólo salieron en antena planos de sus ojos reconcentrados, mirando las pantallas. Así, pues, no hubo pasarela de moda ni fruslerías.

Alonso KO por un fallo eléctrico nada más empezar, mientras siguen flotando las conjeturas sobre su volante para el próximo mundial. El campanazo de prensa amarilla lo dio Vettel o, más bien, el señor Horner, cuando el sábado anticipó a los periodistas que Sebastian se vestiría de rojo para reemplazar al de Oviedo en Ferrari y que dejaba su familia en Red Bull. Daniil Kvyat ocupará su lugar, escalando de Toro Rosso a Red Bull en sólo una temporada y trepando por encima de la veteranía de Vergne en la casa. Pero el 2015 será un año de reestructuración para los de las bebidas energéticas, porque, recordemos, Adrian Newey ya no dibujará tampoco más ‘RB’.

Ética periodística o despiste de la televisión

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Sutil se estampó en la barrera de la curva 7. Dos vueltas después del infortunio de Sutil, Bianchi se salió de la trazada en la curva 7: exactamente en el mismo punto del circuito. Pisar fuera de la franja negra, fuera de la estela que se mantiene drenada cuando llueve, acostumbra a desembocar en siniestro total para el coche.

Esta vez el error de pilotaje se agravó: el Sauber había perdido el morro en la pared, pero el Marussia no dio contra el muro de protección, sino que colisionó directamente con la grúa que estaba retirando de la pista el Sauber de Adrian Sutil.

Las cámaras de difusión internacional, por ética periodística, no mostraron ni una sola imagen de la calamidad, cuando la televisión sabe muy bien que los espectadores gustamos de ver coches volando y estrellarse en mil pedazos de fibra de carbono. Conque el caso Bianchi tuvo que ser feo de verdad, y la frivolidad circense se dejó a un lado.

También cabe la posibilidad de que la proclamada ética periodística sea un mito, y que si no se repitió el impacto a cámara lenta doscientas veces fuese porque, justo en ese momento, no hubiera ningún objetivo enfocando la operación de retirada del monoplaza de Sauber que la grúa efectuaba. Finalmente, el helicóptero no se llevó a Jules al servicio de urgencias: el piloto estaba inconsciente y con el tifón no era seguro volar. Lo trasladaron en ambulancia.

Que el corredor de Marussia impactó contra la grúa lo supimos en directo sólo porque el periodista Santi Faro salió corriendo de la cabina de corresponales hacia la pista, y habló con Sutil antes de que éste llegase a su autocaravana. Aparte de los Marshals, Sutil presenció el desastre de primera mano y a poco metros.

¡Señores, desde el 2004 está prohibido que la grúa entre en el trazado hasta que la bandera no está en rojo! ¡Hace una década que esta sacrosanta directriz está escrita en piedra! ¿Qué hacía la dichosa grúa sobre el césped? O los comisarios, o la Dirección de Carrera, o todos juntos patinaron, y nadie tocó el botón rojo para izar la Red Flag antes de que aquel bicho deambulara por el mismo recinto donde 19 pilotos aún rodaban con ruedas de franjas verdes y azules, y donde el agua se anegaba por segundos.

Caras largas y preguntas

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La carrera se suspendió antes de completar el cien por cien de las vueltas y fue el podio más sombrío que se ha celebrado en tiempo. Caras largas en la ceremonia de entrega. Un podio silencioso y también anecdótico; a nadie le importó mucho que Hamilton ganara la partida a Rosberg y que Vettel se subiera al tercer cajón. No hubo festejos; todas las cabezas puestas en demasiadas preguntas: ¿hay que seguir corriendo cuando la lluvia torna los eventos aún más impredecibles de lo que ya lo son por naturaleza en la Formula 1? ¿Las presiones de los contratos de retransmisiones han de forzar que se celebre un GP a la hora acordada y que no se pueda posponer por la meteorología?

Claro que las parrillas de programación de las teles quedarían en el aire cada vez que las carreras de coches y motos se presentaran con chaparrones, o que en algunos casos tuviera que cambiarse el calendario porque se haría de noche y habría que dejar el Gran Premio para otro día.

Pero que se lo cuenten a Bianchi, a la gente de Marussia o a Charlie Whiting, que por más grandes premios que haya supervisado y por gruesa que se haya vuelto su piel a base de gestionar desgracias, ahora mismo debe estar cuestionándose algunos cambios profundos en el reglamento: la primera necesidad de un Director de Carrera es proteger a los drivers.

Texto añadido a las 16:00 horas

Hamilton de momento se sobrepone a las adversidades, resiste los embistes de Rosberg y lo adelanta en pista aunque se den condiciones demenciales de visibilidad. Pero del ‘GP Suzuka 2014’ no se recordará ninguna gesta al volante.

Esperando a saber más sobre la salud de Bianchi, que está desde hace horas en quirófano por un derrame cerebral grave, pongo punto y final a los madrugones que me he dado este sábado y este domingo; no han valido la pena, y no me queda otra que hacer cola en la sala de espera, deseando que Jules salga del estado crítico ya.

Nos vemos la semana que viene en Rusia.

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