Hyundai vuelve a la categoría reina de los rallys el año que viene, y Volkswagen inicia su andadura en ella con el Polo WRC… Nos las prometíamos muy felices. Pero la semana pasada BMW dijo que retiraba a sus Mini, que sólo han durado un año, y hoy es Ford quien pone punto final. De nuevo nos quedamos con una competición que se sostiene con alfileres, pero esto es ciertamente grave, bastante más que la retirada de Mini. Porque implica repercusiones de calado más hondo que el simple deporte del motor y ahora las comentaremos.
Ford y Citroën son las dos marcas con más pedigrí, y si una de ellas desaparece, la competición ya parece carecer de demasiado sentido. El WRC del 2013 consistirá en ver pasar el coche de Sebástien Loeb a toda leche mientras al cabo de una hora aparece en lontananza un cochecillo de un equipo particular. En lo que se refiere al terreno estrictamente deportivo, es como si el Real Madrid o el Barça se fuesen de la liga española.
Repercusiones más allá del deporte
Quien ha hecho las declaraciones y las explicaciones pertinentes ha sido Roeland de Waard, Vicepresidente de Marketing, Ventas y Servicio de Ford Europa. Y que sea un responsable del área de ventas es significativo de que Ford trasladaba mucho de lo que aprendía en los rallys a sus coches civiles. El WRC era el espacio donde nacían las innovaciones mecánicas importantes, lo cual nos lleva a la pregunta de ¿cómo va a invertir ahora Ford en desarrollo? Tengamos presente que los motores EcoBoost que tantos premios y prestigio le están dando a Ford nacieron en el WRC el año 2011.
Las declaraciones son ambiguas y queda todo en el aire: “tomar la decisión de abandonar no fue fácil (…) Sin embargo, se ha decidido que es mejor para la compañía y la marca reducir su compromiso con el WRC en 2013 y utilizar nuestros recursos en otras áreas”.
Jari-Matti Latvala y Petter Solberg tendrán que anunciar sus planes futuros en breve, porque dudo que se queden con los Ford Fiesta de M-Sport no oficiales que aún darán coletazos el año que viene.