El primer motor EcoBoost de Ford entró en producción en el 2009. Fue el tres cilindros de un litro de cubicaje. Al frente del Departamento de Investigación y Desarrollo de Propulsores ya figuraba el nombre de Andreas Schamel, persona con la que todos los periodistas quieren charlar un rato estos días en la feria de Detroit.
Así será el corazón de los futuros Ford
Schamel va hablando hasta donde su cláusula de confidencialidad le permite, y ha dicho algunas cosas interesantes, de las que principalmente transpira un desinterés creciente por indagar en el refinamiento de los motores diésel. La dupla de gasolina y electricidad ocupará el grueso de las invenciones los próximos años.
Ford explica que han ensamblado algo más de cinco millones de EcoBoost desde aquel 2009 hasta el 2015, contando que, aparte del 1.0, ahora tenemos motores turbo con alzado de válvulas variable e inyección directa de 1.5 L., 1.6L., 2.0L, 2.3L… Vísceras de tres, cuatro y seis cilindros. Para el 2020, el señor Andras Schamel afirma que habrá cuatro motores EcoBoost nuevos, si bien lo dice con la boca pequeña y sin traslucir a qué modelos irán.
La cuestión que más alterará a los competidores es que el 1.0 L. tricilíndrico va a dar una voltereta; pirueta que inquietará a los que están fuera de las alianzas con Ford.
El bloque pesará un 15% menos por mor de utilizar fibra de carbono en bielas, cárter y los cabezales de los pistones. Se sustituirá el acero por aluminio en otras piezas que sufren estrés y que han de ser resistentes.
Abrazando la desconexión de cilindros y la ‘hibridación suave’
También se aprovecha de una técnica que ya es añeja, pero que han traído de vuelta los alemanes y lo americanos: la desconexión de cilindros. Con esto, el 1.0 EcoBoost andará a ratos sólo con dos cilindros, igual que el TwinAir de Fiat.
Otro tecnicismo al que habrá que seguirle los pasos es la ‘hibridación suave’, como la llama el señor Schamel. Cuenta que el turbo del motor se recostará sobre una pequeña batería de 48 voltios, y que así se espera bajar aún más el consumo cuando hay demanda de potencia.
Se le cuestionó sobre plazos y novelas ciencia ficción, a lo que Schamel contestó: «señores, esto está ya en los laboratorios de desarrollo, no estamos hablando de décadas.» Y en esto hizo alusión al próximo Ford Fiesta.
¿Qué pasa con las cajas de cambios?
Buen paso, el de investigar en motores y en contar más con las combinaciones de energías, pero, habiendo sujetado en las manos unas cuantas cajas de cambios, a mí me parece que son el reto más complejo para la ingeniería. Las de doble embrague y el resto de automáticas son ballenáceas y fondonas; fatigoso lastre para los motores. Aquí habría que hacer dieta.