Ford Fiesta ST-Line y Ford Focus ST-Line 2016; ahora sí

En Ford ramifican el acabado Sport para el Fiesta y el Focus, que aceptan pedidos en España y que se despachan desde el verano del 2016. Lo mismo que Skoda tiene sus Montecarlo, Opel ofrece sus Edition o Renault coquetea con los GT, lo que se busca en estos coches es una decoración deportiva y un punto más de sensaciones de conducción. Las prestaciones importan menos que la diversión y el goce.

Ampliando el abanico de posibilidades

Las terminaciones Sport y sus ediciones tributarias en Rojo y Negro son secas y constriñen un tanto al comprador, porque obligan a cierto tipo de motorizaciones y carrocerías; fuera de esa configuración cerrada, no hay mucha maniobra.

Tiene un sentido de escaparatista lo que hace Ford, porque el Focus está en plenilunio y el Fiesta va camino de cesar su chasis actual; con cambios de generación tan próximos y la llegada del Ka+, ahora sí que Ford abre el catálogo para las combinaciones de mecánica, chapa y colores a quienes guardan cierta prudencia delante de un ST o un RS; gente que hace sumas y restas, ve que el vehículo se puede comprar, pero lo que va a salir caro después es mantenerlo. Razonamientos de perogrullo, si se quiere, pero son fórmulas que se acomodan bien al mercado. Que se lo pregunten a SEAT, que lleva años de proficiencia en rematar con mucha finura los ‘FR’; coches vistosos, relativamente asequibles y gustosos de conducir.

Fiesta y Focus aplican en los ST-Line los trenes de rodaje y los ajustes de dirección de los Sport, pero van más lejos en todos los sentidos.

En primer lugar, el Fiesta no oprime a las tres puertas. El ST-Line permite las cinco aperturas en la carrocería, cuestión que a mucha clientela seduce más. Con el Focus ocurre de la misma manera: la versión familiar acoge el rebaje de altura, el endurecimiento de amortiguación y las llantas de 17 pulgadas, cuando antes era mandatorio quedarse con el cinco puertas.

Y luego está la cuestión de los motores, que es tal vez lo que más vacilaciones produce en el momento de tomar una decisión. Los ingenios para el Fiesta y el Focus deportivo se inclinan a todas las demandas, en vez de compeler a las potencias más sensacionales y costosas.

Propulsores para el Fiesta ST-Line 2016 (3 y 5 puertas)

Gasolina

– EcoBoost 1.0 tres cilindros cambio manual (100 CV y 125 CV)
– EcoBoost 1.0 tres cilindros cambio automático doble embrague (100 CV)
– EcoBoost 1.0 tres cilindros cambio manual (140 CV) gran devorador de bencina a revoluciones altas, pero el favorito.

Diésel

– TDCi 1.5 cuatro cilindros cambio manual (95 CV) evolución del Duratorq que tenía 90 CV y del que, por ahora, no he tenido noticias de fallos importantes.

Propulsores para el Focus ST-Line (compacto y familiar)

Gasolina

– EcoBoost 1.0 tres cilindros cambio manual (125 CV)
– EcoBoost 1.5 cuatro cilindros cambios a elegir entre manual y automático (150 CV y 182 CV) Vale en este motor la misma apostilla que dejaba anotada en el 1.0L con 140 CV; querencia a vaciar depósitos de combustible, aunque nervudo y placentero. En impresiones mías, supera al anterior 1.6 EcoBoost de igual potencia, y es el que debería ir en las tripas del próximo Fiesta ST. Como fuere, antes de sentenciar hay que contar que es una ingeniería bastante reciente y, antes de loarlo, habrá que ir buscando a propietarios que en los próximos dos o tres años le azoten con 200.000 km.

Diésel

– TDCi 1.5 cuatro cilindros cambios a elegir entre manual y automático (120 CV y 150 CV) Como se ha visto en el Fiesta, este cuerpo de gasoil tiene muchas caras y no se percibe que los 150 CV se le atraganten o lo sometan a una presión excesiva.

Exteriores y cabinas se emparejan a los ST. Véanse las fotografías.

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Fotos de los Ford Fiesta ST-Line y Ford Focus ST-Line 2016