A Ferrari no le ha ido nada mal con su primer híbrido, el Ferrari LaFerrari que ya todos conocemos a estas alturas. Una semana después de ser presentado superó las 1.000 peticiones de reserva, así que se vendieron con holgura las 499 unidades que prometieron para preservar su exclusividad.
Con semejante aluvión de interesados, es normal que a más de uno le cuadre la posibilidad de que los italianos fabriquen otro superdeportivo híbrido en un futuro no muy lejano. Sin embargo, Amedeo Felisa, CEO de la compañía, no ha tardado en salir a la palestra para dejar claro que es opción no la contemplan por ahora. Van a esperar a que evolucionen las baterías para ofrecer un producto que sea todavía mejor que el LaFerrari.
Preocupados por el peso
La revista Auto Motor und Sport recoge las declaraciones de Felisa. El director general se ha mojado a la hora de hablar de un hipotético sustituto híbrido del 458 Italia, descartándolo por varias razones. Una de ellas es el incremento de peso que implica apostar por un sistema de propulsión híbrido. En el caso del LaFerrari, son casi 150 kilos extra que hay que mover, y eso conlleva un esfuerzo técnico y financiero superior a los costes de la mecánica eléctrica, que ellos calculan en unos 60.000 euros. No hay que olvidar que la relación peso/potencia siempre ha sido una de las principales virtudes de la marca.
¿Reducción de emisiones con motores turboalimentados?
Se han propuesto reducir las emisiones hasta un 20% en sus futuros modelos y no están convencidos de que la hibridación pura y dura sea el camino a seguir. Van a continuar con la apuesta de los motores turboalimentados, metiendo en ese mismo saco al sucesor del 458 Italia si no pasa nada raro en los próximos años. De hecho, en los últimos meses lo hemos podido comprobar con la llegada del Ferrari California T, que se mueve por turbocompresor y nos permite intuir que los motores atmosféricos están a punto de desaparecer de Maranello.