Más o menos, y sin entrar demasiado en lo que no puedo demostrar, los técnicos marcan una máxima de 600 grados centígrados en los tubos de escape de un coche común. En un monoplaza de Formula 1 o en una moto de alta cilindrada, aún son más.
La agencia espacial norteamericana está dentro de un programa que intenta transformar sus investigaciones en dinero para autofinanciarse. Y lo primero que ha asomado al ojo público es esta aleación recién registrada formalmente. En la industria de la automoción, iría unida a un sistema que llevase el calor de los escapes a las baterías de un coche híbrido.
El material en cuestión por ahora figura en la prensa científica como Skutterudite aunque en su totalidad lleve otros ingredientes aparte de este mineral raro.
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