El sistema de frenado es fundamental para la seguridad del conductor y de todos sus ocupantes. Si bien su funcionamiento es un tanto complejo, su mantenimiento y revisión es realmente sencillo. Esta tarea te dará mayor tranquilidad y seguridad en la carretera. El mantenimiento de los frenos es simple:
Líquido de frenos. Un pequeño tambor transparente en el motor contiene el líquido de frenos e indica su nivel. Revisa el nivel cuando el coche no esté caliente y en un terreno sin pendiente. Si observas que se encuentra por debajo del mínimo, no lo llenes, será mejor cambiarlo todo. Limpia todo el sistema, incluso los filtros y complétalo. Procede de igual modo cuando el líquido tenga más de dos años.
Pastillas de freno. Son visibles detrás de la ruedas. Poseen una marca que indica cuál es el espesor mínimo que garantiza el frenado normal. Si la marca señala que ya se pasó el nivel máximo de desgaste, lleva el automóvil a un taller autorizado para su recambio inmediato.
Disco de freno. Las pastillas rozan constantemente sobre un disco. Si el disco muestra marcas por donde transitan las pastillas, es porque está gastado y entonces se reduce la capacidad de frenado. Será el momento indicado para consultar con un mecánico para el recambio o la rectificación.
Pérdida de fluidos. Observa debajo de las ruedas. Si visualizas pérdidas de líquido, podría indicar que hay fugas en el sistema de frenado. No suele ser muy frecuente en los coches modernos.
Mangueras y conductos. Revisa todo el circuito por donde circula el líquido y verifica que no existan elementos dañados. La humedad podría indicar una pérdida. Es importante no dejar estacionado el coche durante muchos días delante del mar, ya que el salitre podría afectar este sistema de frenos.
Luces del tablero. Comprueba si los testigos indicativos de bajo nivel de líquido o de desgaste de pastillas funcionan correctamente. No olvides visitar a tu mecánico de confianza cada dos años como máximo para que lo compruebe en tus visitas periódicas.