Detesto las carreras callejeras, así que no voy a alabar a quienes grabaron el vídeo que vais a poder ver a continuación. Sus creadores deben tener el cerebro del tamaño de un hueso de oliva, pero eso es otra cuestión que no merece la pena analizar en esta entrada.
El caso es que un Shelby Mustang GT500 y un Camaro ZL1 se pican en plena autopista para ver cuál de los dos es más rápido. El duelo de aceleración es trepidante, pero como siempre pasa con este tipo de retos, los conductores que circulan como es debido corren el riesgo de sufrir un accidente gratuito.