Hay mayor número de candidatos al coche más feo del mundo que reyes en ‘Juego de Tronos’. Aquí les hemos dedicado unos cuantos artículos… Me vienen a la cabeza nombres memorables como Youabian Puma. Por más que se expongan prototipos en salones para sondear la acogida del público, una constante en la automoción es el sistema de prueba y error: me la juego, hago un coche diferente y A) se convierte en un icono, o B) me apedrean. La opción dos es la que nos ocupa hoy.
El carrocero japonés Mitsuoka más bien ha escrito sus cuatro décadas de historia sobre los cimientos de los abucheos; no ha habido modelo que no haya sido humillado por millones de aficionados a los coches. Inauguraron la empresa el mismo año que se estrenó ‘Chitty Chitty Bang Bang’ y eso te ha de causar alguna lesión psicológica por fuerza… Pero no creas, si hay algo certero en esta bola de tierra y agua es que todo el mundo tiene su público.
Y desde el 2006, este objeto que ves aquí arriba ha estado fabricándose bajo pedido, y a precios entre 70.000 € y 90.000 €, según los caprichos suplementarios de los clientes.
Este año se lanza la Final Edition y otro candidato a la corona del rey de los feos pierde su cabeza por la guillotina. No me interesa indagar en si es la mayor aberración, descarrío o perversión deforme de la industria. Hay quorum de sobras afirmando que sí lo es, pero yo me reservo de tan severa sentencia. A mí, lo que me tiene en ascuas es el proceso mental que siguen los diseñadores de Mitsuoka.
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