En febrero de 2014 el dinero chino salvó a Fisker Automotive, una compañía que se encontraba en situación de bancarrota y al borde de la desaparición. Pasó a llamarse Karma Automotive y su propietario, Wanxiang Group, ha aceptado que su primer modelo se fabrique en California, donde pueden dar salida a unas 50.000 unidades al año.
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