Por un dolor de espalda, Valteri Bottas se perdió como Alonso la puesta de largo del Campeonato de Mundo 2015. Magnussen, relevando al recién llegado a McLaren que descansa en Oviedo, también quedó fuera de combate; en la vuelta de lanzamiento el motor humeó y atufó la mitad de Melbourne. Daniil Kvyat, ídem: su Red Bull parado en la pista nada más salir para instalarse en su plaza de la parrilla. Antes de apagarse los semáforos ya había dos que se habían retirado. Sólo 15 pilotos participaron en la carrera inaugural del año, y los Lotus de Maldonado y Grosjean no pasaron del rifirrafe que hubo en la primera curva –una lástima por ellos porque hicieron un sábado espléndido.
Directivos de escuderías en los juzgados por demandas de sus propios conductores (El Caso Sauber), y coches que no funcionan: es costumbre ver grúas paseando por el asfalto semimetroplitano de Australia, pero no antes de empezar la carrera. Con el aturdimiento del madrugón, a las cinco de la mañana era una una imagen que daba un efecto de ensoñación y que se atribuía a que el café aún no se había sentado en la barriga.
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