La cuarta versión del todoterreno de Subaru, con data del 2012, se refina en pocas cosas; al menos, pocas cosas que estén a la vista, salvando lámparas delanteras y traseras. El coche, dice Subaru, ha de constar como uno de esos vehículos que realmente sirven para desplazarse a sitios complicados.
En el Salón de Nueva York, Subaru está más pendiente de los Impreza y su armazón global, que, en un período de cinco o seis años, debería cambiar todas las caras de su portafolio. Hasta que no llegue ese momento para el Forester, a partir de abril del 2016 el coche incluye tapicerías de distintos colores, materiales en el salpicadero más blandos y agradecidos al tacto, y retoques muy leves de suspensión. Esto es lo que admite la propia marca.
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