El MINI Cooper Cabriolet que podéis ver en la imagen no ha obrado ningún milagro. Se trata de un coche que en realidad es una embarcación preparada para surcar ríos como el Schuylkill, en Pennsylvania.
Las piezas que han empleado son originales, de ahí que se parezca tanto al MINI que todos conocemos. Los faros, la parrilla, el volante, las llantas… todos sus componentes son auténticos. La trampa está debajo de la carrocería, donde se esconde un motor fuera borda con 6 CV de potencia.
Esta iniciativa no es más que una de las geniales ideas de los publicistas de MINI USA, quienes en estos momentos están promocionando sus modelos a través de la campaña MINI Not Normal.